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“CONFRONTAR MIS PROPIOS DEMONIOS” ¿A quién trata de convencer Rob Ford?

03 de Julio de 2014 a las 14:02

Anabelle

Por: Anabelle Chacón Castro 

Se ha comenzado una semana corta, debido al Día de Canadá; y, se lo ha hecho con la declaración del Alcalde Rob Ford, después de dos meses de ausencia, tiempo que estuvo internado en GreenStone Residential Treatment Facility en Muskoka, un centro de rehabilitación para diferentes tipos de adicción. Con una apariencia más centrada y un tono de voz mesurado, el burgomaestre dio una declaración de casi veinte minutos en la cual aceptó muchas cosas que antes había negado.  La sesión se planificó únicamente para que fuese así: una declaración y no hubo preguntas, aunque en el mismo día los diarios ya se habían anticipado y el Toronto Star publicó una serie de preguntas (más o menos setenta) sobre temas que el Alcalde debería responder a la ciudad; una de ellas resulta particularmente interesante y se refiere a que si él pensaría que es un modelo a seguir para niños y jóvenes, porque él es una figura pública y, como tal, está expuesto a la mirada de la gente. Obviamente, la respuesta es no.

 

Ahora que Ford se define a sí mismo como un adicto; es decir, una persona enferma, queda todavía mucho camino por recorrer, puesto que él reconoce que debe estar en un tratamiento y vigilancia médica el resto de su vida.  Cabe indicar que su adicción no es solamente un problema fisiológico sino que también es emocional y, Toronto, ya ha tenido suficiente espectáculo con él para creer que sus palabras de arrepentimiento y disculpas sean suficientes para todo el daño que ha causado, no solamente a la imagen de la ciudad y del país, sino a la inoperancia que se vivió en la Alcaldía debido al acefalismo en que la asumió por sus desaciertos y que, gracias a la resolución del Consejo, se le descobijó de sus obligaciones para nombrar a un alcalde que se ocupe de los asuntos de la oficina de la ciudad, como si fuese normal tener dos alcaldes: uno que trabaje y otro que haga lo que se le antoje.

 

Ford, en el fondo sabe que las disculpas no son suficientes: “No importa qué yo haga, no importa qué yo haga (enfatiza), nunca podré cambiar los errores que cometí en el pasado”.  Estas son palabras muy ciertas, porque las disculpas no pueden cambiar el daño que se ha hecho, ni puede cambiar el pasado.  Lamentablemente, el pasado es inamovible y lo que se debe hacer es tratar de compensar estas malas acciones en el futuro.  ¿De qué sirven sus disculpas si no es capaz de renunciar a su cargo?  Porque el título que ostenta como autoridad máxima de la ciudad, le ha quedado grande;  más aún ¿qué va a pasar con su candidatura a la reelección?  Estas dos situaciones no han sido mencionadas en su declaración.

 

Su rehabilitación no convence a muchos, como lo expresa el periódico Sun en su caricatura del mismo día de la declaración donde se encuentran unos payasos sentados, esperando fuera de la oficina del Alcalde y mientras el uno mira el reloj, el otro le dice que no se preocupe que es asunto de tiempo.  Es decir, que el tiempo dirá si en verdad se ha rehabilitado o no, porque ya lo ha dicho antes y una adicción muy difícilmente no se supera en un período tan corto.  Pero también hay quien le cree, como la misma candidata a la Alcaldía, Olivia Chow, quien inmediatamente después de la declaración de Rob Ford dio su opinión diciendo que le parecía sincero y que le desea lo mejor, pero debe ser reemplazado.  Esto es una muestra de la generosa personalidad de Chow que, al día siguiente de haber estado en la parada del Orgullo Gay a la cual Ford nunca quiso ir, se presenta en otro aspecto y muestra su solidaridad para el adicto, pero le pide al Alcalde que se vaya. 

 

Qué bueno que Ford esté rehabilitándose, bien por él, pero esto no nos hace olvidar que arrastró a la ciudad a un punto innecesario. Si él confrontó sus propios demonios, esos son suyos y no tienen por qué ser los de la ciudad.

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