ARTICULO

UN MINUTO DE SILENCIO Por la violencia sin sentido que hay en el mundo

23 de Julio de 2014 a las 13:46

Anabelle Chacón
Por: Anabelle Chacón Castro 
 
Es difícil escribir sobre algo en particular cuando parece que el mundo se está desangrando con hechos sin sentido y no solamente son los hechos, sino la indiferencia ante ellos.  La violencia se da en todo sentido y se está desarrollando una agresividad innecesaria hasta en la cotidianidad, como la muerte de GeorgiaWalsh, una niña de siete años, atropellada la semana anterior cuando caminaba por una de las calles de la ciudad en un barrio donde el límite es de 40 km/h. El manejar de esta forma es una forma de violencia que no se detiene a pensar en las consecuencias.  La muerte de un ser inocente siempre llama a la reflexión como las decenas de inocentes que están muriendo en Palestina, porque son atacados objetivos civiles como fue el caso del ataque desde un buque de guerra israelí a un playa palestina donde se encontraban jugando niños. 
 
 
Pero el terror no se ha quedado ahí, sino que el mundo fue totalmente sorprendido al saber que un vuelo, con 289 personas a bordo, de Malaysia Airlines fue derribado el 18 de julio por un misil.  Un vuelo civil, que volaba en una ruta comercial autorizada, fue abatido, así sin ningún motivo más que ese: la violencia innecesaria.  Sin embargo, ahora que lo escribo se me viene una pregunta a la mente ¿es que la violencia es necesaria? O quizás la palabra debería ser “justificada”, pero creo que no.  La palabra “violencia”, como tal, como sustantivo no admite ningún adjetivo que lo califique porque podrá ser explicada semánticamente pero no moralmente.
 
 
En pocas semanas este hecho, como muchos otros, quedará en el olvido y, quienes tienen el poder, también se lavarán las manos y seguirán permitiendo que pasen otro tipo de horrores y sigan quedando en la más cruel impunidad, como el secuestro de las niñas nigerianas producido en abril y  que nadie ha rescatado; las pocas que han escapado lo han hecho por su cuenta y riesgo y no porque las autoridades hayan ayudado.  Así también la guerra en Siria o la invasión en Irán, los desplazados deUkrania, los estudiantes de Venezuela; seguir numerando las situaciones de violencia sería una lista interminable de hechos que, en su momento, ocuparon los titulares de las noticias y nos horrorizaron incrédulos de lo que informaban, pero poco a poco se van desvaneciendo en el tiempo y quedan relegadas en el olvido de la memoria colectiva, pero que marca a quienes la sufren día a día ante la indiferencia del mundo.
 
 
Quizás resulta inútil pensar en ellos porque nada se puede hacer, no somos nosotros –los ciudadanos comunes y corrientes- los que podemos cambiar estas realidades, sino los gobernantes y líderes mundiales son los llamados a hacerlo, pero parece que si no hay intereses económicos envueltos, nadie actúa para evitar este desangramiento humano injustificable.  Esto me hace recordar que cuando comencé a leer el libro “El túnel”, de Ernesto Sabato, casi lo abandoné porque en sus primeras páginas habla de su desencanto total del mundo y de la especie humana; entre sus líneas se siente su odio hacia sus congéneres.  Ahora pensando en todos estos hechos, siento que mi fe en humanidad está desapareciendo por ello, invito a hacer “un minuto de silencio” por todas las víctimas de esta violencia sin sentido que existe en el mundo y por todos los indiferentes a ella, porque a ellos se les ha muerto el alma.

Comentarios

escribenos