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POLOS OPUESTOS - La candidatura de Olivia Chow

19 de Marzo de 2014 a las 14:59

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Por: Anabelle Chacón Castro 

El panorama político de Toronto, finalmente, se está clarificando con la candidatura de Olivia Chow.  Aunque la campaña electoral para la alcaldía de la ciudad más grande de Canadá todavía resulta prematura, era necesario que Oliva Chow la presente ante un clamor popular que espera que Toronto sea recobre su dignidad y se deje hablar, internamente e internacionalmente, sobre algo más que las andanzas del Alcalde (sólo de título y sueldo) Rob Ford y el cantante Justin Bieber, quienes han puesto en entredicho los valores canadienses.

 

En este sentido, Chow hizo bien en presentarse como una opción muy legítima que contrarreste este panorama político, puesto que su acogida es mayor que las otras candidaturas que ya se han presentado, como la de Karen Stintz o David Soknacki,  que no han logrado captar el interés ni de la media ni de la población.

 

Al poner en la balanza estas dos opciones, y no precisamente por el peso, género o tamaño de los oponentes, resulta que representan dos polos totalmente opuestos en todo sentido.  Ambos muy conocidos por todos los canadienses, para bien o para mal.

 

Rob Ford es un hombre grande, blanco, perteneciente a una familia pudiente y con un hermano que lo defiende a capa y espada, justificando todas sus acciones; políticamente, es un populista que ni siquiera tiene la fluidez del verbo, menos de la ideas, para expresarse y representar a una ciudad tan importante como lo es Toronto.  Su discurso es totalmente repetitivo y no pierde la oportunidad de mencionar los millones de dólares que le ha ahorrado la ciudad que sus oponentes se han cansado de desmentir porque los números que mencionan no cuadran.  Nadie, hasta ahora, no entiende a qué hora trabaja porque se la pasa de estrella cómica en los programas de la televisión norteamericana donde no se ríen con él, si no que se ríen de él; lo cual Ford hasta ahora no lo entiende, ni lo entenderá.  Sus disculpas por lo hace y dice ya son cansonas y cada vez se han vuelto menos creíbles y él mismo se ha vuelto más desfachatado en decirlas.  Nos hemos acostumbrado tanto a este personaje que parece que ya a nadie le importa que tengamos (y paguemos) dos alcaldes en Toronto, uno que hace el trabajo (Norma Kelly) y otro que se exhibe por todo lado.

 

Olivia Chow, en la otra esquina, es una mujer asiática, pequeña pero de presencia firme, proviene de las minorías que han tenido que forjarse a punta de educación y trabajo.  Es la heredera política del muy querido Jack Layton y actúa con la misma mesura que él.  Su discurso es prudente y su forma de hablar elocuente y clara.  Como su partido, NDP, no se ha visto envuelta en los escándalos que deambulan ahora por el escenario político de Canadá, tanto para liberales como para conservadores.  Aunque el NDP nunca ha sido gobierno, su voto minoritario en el Parlamento ha sido decisivo al momento de las elecciones.  La muerte de Layton, legó a Chow una responsabilidad mayor para asumir liderazgo y es así que se ha visto en la obligación moral de responder a esta nueva contienda electoral ante el pedido de su partido y de sus votantes, sobre todo del área de Spadina que siempre ha sido el bastión de los neo demócratas.

 

Por donde quiera que se mire, Ford y Chow son polos completamente opuestos y eso equilibra la balanza electoral.  Política e irónicamente hablando, la candidatura de Chow es la de más peso y esto hará que Ford arremeta con todo ese lenguaje burdo y machista que lo caracteriza, pero estoy segura que Olivia sabrá capear el temporal con dignidad; la misma dignidad que Toronto ha perdido gracias a Ford y que ahora necesita recobrarla.

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