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Lo viejo del 2013 y lo nuevo del 2014

09 de Enero de 2014 a las 07:33

Por: Anabelle Chacón Castro

 

Los ojalás de Año Nuevo

El inicio del año nuevo marca siempre un punto de reflexión, tanto como para analizar el pasado como prepararse para el futuro.  Bajo esta perspectiva, se puede hacer revisar los acontecimientos del 2013 a diferentes niveles: local, nacional e internacional, pero es muy difícil resumir en pocas palabras.   Sin embargo, hay hechos que a todos nos han sorprendido, para bien y para mal, por la trascendencia que han tenido.  A nivel internacional: la Primavera  Árabe y la Guerra Civil en Siria, que todavía siguen irresolutos, llenaron titulares; y ahora simplemente han pasado al olvido como muchos otros conflictos donde se sigue matando a gente inocente, como en Palestina, y el mundo sigue impasible ante ellos. 

 

Los personajes destacados, algunos para bien otros para mal, en el 2013 fueron: el Papa Francisco, obviamente con su esquema de renovación de la Iglesia y su consistencia con sus creencias; Hugo Chávez con su bufonesco sucesor Nicolás Maduro, que dejó una estela de incertidumbre en Venezuela y en la región, que se lleva la medalla de oro a la incompetencia para gobernar; Malala , la pequeña jovencita paquistaní por su perseverante lucha por los derechos de las niñas a ser educadas;  Nelson Mandela, que siempre fue una leyenda de la lucha de los derechos civiles, solamente comparable con Gandhi o M.L. King

 

Ya en un ámbito más local, en Canadá, el 2013 ha estado plagado de escándalos políticos.  El Senado ha develado una serie de abusos de prebendas que han llegado a envolver hasta al Primer Ministro y que muestran la incapacidad de representación de miembros que son designados y no electos, ya que incluso algunos de los que han sido electos, como el Alcalde Ford, tampoco muestran esta cualidad.  Claro que el escándalo del Senado fue  superado en creces por los billonarios manejos ligeros del heraldo público de la Provincia de Ontario con el asunto de las plantas de gas, donde las sumas fueron creciendo astronómicamente a medida que avanzaban las investigaciones.  Pero estos hechos mencionados, fueron totalmente opacados por el circo armado por el tristemente Alcalde de Toronto, Rob Ford, que capturó los titulares locales, nacionales e internacionales.

 

Lo triste de estas situaciones mencionadas es que nadie ha sido condenado por ellas y hay un grado de impunidad en todas ellas.  Los senadores devolvieron el dinero mal habido, pero la forma en que lo recibieron implicó un tipo de fraude al declarar cosas que no eran.  En las plantas de gas se mal versaron más de un billón de dólares y nadie es responsable por ello.  El Alcalde Ford, ha sido despojado de la mayor parte de sus responsabilidades, pero sigue siendo alcalde y percibiendo un sueldo por un trabajo que no realiza.  Me pregunto si Usted o yo podríamos tener este privilegio.  Me pregunto si Usted o yo podríamos manejar en estado de ebriedad, acosar sexualmente a empleados, tener la sospecha de tráfico y consumo de drogas; y, seguir libre y sin cargos; y, peor aún en el mismo cargo y con el mismo sueldo.  Seguramente, la respuesta absoluta es no, un no rotundo porque, ni Usted ni yo, tenemos las conexiones necesarias ni el poder, político y económico, para mantenernos.

 

Pero más triste que esto es ver como todo el conglomerado, incluidos Usted y yo, nos hemos acostumbrado a este status quo, a que las cosas sigan como están mientras no nos “afecte” a nosotros, aunque sí nos afecta pero no queremos verlo, porque las tarifas de energía van a subir y por qué no se evitó esto al manejar mejor el asunto de las plantas de gas; porque la tormenta de hielo que hubo consumió un presupuesto inesperado en la ciudad, cuando todavía seguimos pagando a dos alcaldes para que hagan el trabajo de uno.  Cosas así que no las queremos ver.

 

En medio de esta desazón, gracias a Alice Munro, Canadá salvó el 2013 y nos pudo dar la alegría de tener una Premio Nobel en este país que nos ha acogido y del cual ahora somos parte.  Chris Handfield, también contribuyó a que el año 2013 mejore, porque luego de una carrera exitosa como astronauta  y llegando a ser el comandante de la estación espacial internacional, fue un orgullo para el país.

 

El 2014 empieza y con él la esperanza renace.  Ojalá que este año nos traiga la capacidad de ser inconformes, de protestar y luchar, como individuos y como sociedad; nos traiga la capacidad de no permanecer indiferentes a la realidad del mundo; nos traiga el no acostumbrarnos a la injusticia.  Ojalá que el 2014 nos traiga todos los ojalás que menciona Silvio Rodríguez: “Ojalá pase algo que te borre de pronto, una luz cegadora, un disparo de nieve. Ojalá por lo menos que me lleve la muerte, para no verte tanto, para no verte siempre, en todos los segundos, en todas las visiones. Ojalá que no pueda tocarte ni en canciones”… pero ojalá que yo pueda, en este año, tocarle con mis escritos.  Feliz 2014.

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