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Canadá a la caza de los falsos matrimonios

01 de Mayo de 2013 a las 11:36

Por Ciro Alquichire V.

OTTAWA.-. Cada año aproximadamente 1.000 matrimonios falsos son detectados en el país, ante lo cual el Gobierno está adelantando un batalla contra los falsos matrimonios. Para muchos las medidas están resultando demasiado duras, pero hay quienes opinan todo lo contrario, que son demasiado blandas para los fraudes que se están cometiendo.

De las 46.300 solicitudes de inmigración de cónyuges procesados ​​en 2010, el 16 por ciento de los casos fueron rechazados y durante el 2012, 134 personas fueron expulsadas de Canadá por se les pudo comprobar que el matrimonio era falso.

Varios casos, algunos que involucran latinos, asiáticos y árabes se han conocido en los últimos meses, en los que hombre o mujeres se casan con canadienses supuestamente por amor y una vez en el país los abandonan. Pero también muchas personas saben que hay canadienses que se casan por negocio, reciben una gruesa suma de dinero, pero realmente no tienen ningún vínculo afectivo.

Las dos formas de fraude han hecho carrera en Canadá a tal punto que muchos están exigiendo al Gobierno un mayor control o reforzar la ley sobre los patrocinadores del cónyuge. Sam Benet, fundador de Canadians Against Immigration Fraud, una organización que quiere defender los derechos de los canadienses que son supuestamente engañados por extranjeros, dijo que "la ley está ahí, pero no hay voluntad para hacerla cumplir".

Por ahora las autoridades han dicho que las investigaciones de los matrimonios por conveniencia se han convertido en una prioridad del sistema migratorio. Para detectar los fraudes se realizan visitas sorpresa a la casa de la pareja que han aplicado, con el fin de encontrar pruebas que determinen ante un juez que todo es un montaje, porque muchas de estas personas no pueden demostrar que vive realmente con el cónyuge.

Entre los casos que se conocen está el de una mujer que en su licencia de conducir tenía una dirección diferente a la de su esposo, lo que llamó la atención de las autoridades, y cuando fue abordada no tenía el cepillo de dientes de su marido, ni había la ropa interior de este en la casa, ni siquiera sus medias o algo que indicara que realmente vivían como pareja, pese a que estaban juntos. En otros casos las personas no sabían cosas tan simples como si el esposo utilizaba para afeitarse una máquina eléctrica o una desechable.

Estas pruebas de falta de convivencia, se convierten en evidencias que pesan a la hora de definir si se trata de un fraude, porque ya no solo las cuentas bancarias conjuntas, las fotos o los videos son pruebas de un matrimonio genuino.

De acuerdo a uno de los jueces que ha tenido que fallar en casos como estos, la forma en que estos matrimonios viven y no solo como dicen que viven, ahora son pruebas de gran peso a la hora de tomar una decisión.

Por obvias razones Migración Canadá no ha revelado cuales son todos los criterios que utilizados para decidir si un matrimonio es real o falso, pero entre las cosas que se saben por los fallos que se han dado a conocer, se establece que entre otras cosas las parejas muchas veces no conocen la historia de la persona con que se han casado, especialmente sobre la familia e inclusive no hablan el mismo idioma. Otro aspecto que llama la atención de los investigadores es cuando una persona ya ha realizado varios matrimonios e igual número de divorcios.

El ministro de Inmigración, Jason Kenney dice que se está dando la batalla legal para que estos falsos matrimonios no se sigan realizando, ante lo cual se promulgó una nueva ley en octubre pasado, en donde las parejas ahora deben demostrar que llevan una relación en Canadá durante dos años antes de obtener la residencia permanente del extranjero. Además, una persona que se case y traiga a su cónyuge, tiene prohibido hacer la misma aplicación, al menos durante los 5 años siguientes.

Según el Ministro además de la ley, se está adelantando una campaña para evitar que los canadienses sean engañados por extranjeros que sólo buscan llegar al país, porque saben que luego les será muy difícil al Gobierno expulsarlos.  Tan solo en el 2010, se les negó el derecho de residencia a 7400 personas que se habían casado, más de 3.000 apelaron y alrededor de 1.200 ganaron su caso.

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