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LAS PRIMERAS DAMAS, Ni primeras, ni damas

11 de Septiembre de 2019 a las 09:06

LAS PRIMERAS DAMAS Ni primeras, ni damas

ANABELLE CHACON CASTRO

Rosa Elena Bonilla es esposa de Porfirio Lobo, presidente de Honduras en el periodo 2010 -2014, es decir que fue la Primera Dama de la nación durante ese lapso.  Rosa Elena fue condenada, el 5 de septiembre, a 58 años de prisión por haber sido hallada culpable de 11 delitos de corrupción en el caso denominado “La Caja chicha de la Primera Dama”.

El primer protagonista de esta historia es Honduras, que se encuentra ubicado en América Central.  Tiene casi 10 millones de habitantes, se cree que un millón está viviendo en Estados Unidos, que reconoce oficialmente solo a 600 mil hondureños.  Aunque, oficialmente, no ha tenido guerra civil, ha enfrentado la migración masiva tanto de El Salvador como de Nicaragua.   Cerca del 40% son jóvenes.   De los mayores de 15 años, el 15% es analfabeto, siendo la población rural la más afectada con un 22% y la urbana con un 7%.  Su índice de desarrollo humano es de 0.8, siendo el más bajo de la región.  Su producto interno bruto es de 2 mil quinientos usd, siendo el penúltimo peor, solamente le supera Nicaragua que tiene un PIB de 1 mil 900 usd.  Es decir, que hablamos de uno de los países más pobres de la región.

La segunda protagonista es Rosa Elena, quien nació en cuna de oro, en Tegucigalpa en 1967, tiene 52 años, es nieta del famoso actor mexicano Héctor Bonilla que rompió corazones, incluido el mío, en los 70 y 80.  Conoció a Lobo cuando fue su secretaria en la Corporación Hondureña para el Desarrollo Forestal, de la cual Lobo era su director.  Se casaron y procrearon tres hijos.

El caso que la envuelve es por haber manejado donaciones desde cuentas personales y, cinco días antes de que su esposo entregue el poder, transfirió 500 mil usd a otra cuenta.  Lobo defiende a su esposa diciendo que es una revancha política, algo que todos los corruptos políticos aducen; y, en una entrevista concedida a CNN en español, dijo que los dineros de los que dispuso su cónyuge no eran fondos públicos, por lo tanto, no puede ser acusada. ¿Qué tal? Entonces, según esta lógica, que alguien done para causas altruistas y quien lo recibe disponga de ese dinero, no es delito. 

Lo cierto es que esta sentencia, la primera de su clase, es ejemplarizadora.  El único precedente que se tiene respecto a una Primera Dama es la prisión preventiva de 18 meses dictada en contra de Nadine Heredia, esposa del ex presidente peruano Ollanta Humala, dictada en julio del 2017 por lavado de dinero y por haber recibido aportes ilegales de la nefasta empresa brasileña Odebercht para la campana de su esposo en el 2011.

Actualmente, la ex Primera Dama guatemalteca, Sandra Torres, el 2 de septiembre, fue apresada por financiamiento ilícito a su campaña presidencial.  Torres es la tercera vez que se postulaba a la presidencia la primera vez fue en el 2011, cuando todavía era esposa de Álvaro Colón, en segundas nupcias, del cual tuvo que divorciarse para poder postularse, porque la constitución de su país prohíbe que parientes del mandatario en turno sean candidatos.  Incluso a Torres se le conoce por su cínica justificación “Me divorcié de él, para casarme con el pueblo”.  

Pero quizás la más famosa, y corrupta, Primera Dama ha sido Cristina Fernández, esposa de Néstor Kirchner que no solamente le sobrevivió, sino que heredó su partido y la presidencia, hablando figurativamente.  Cristina enfrenta ahora muchos juicios, escándalos e incluso imputaciones de asesinatos, como la del fiscal Alberto Nisman, pero que ha sabido esquivar gracias a que fue electa diputada y ahora es candidata a la vicepresidencia de Argentina.

Lo cierto es que, ser mujer no garantiza honestidad y probidad.  Estos ejemplos pobres de mujeres que tuvieron la oportunidad, en su momento, de cambiar la historia de sus pueblos para bien, lo hicieron para mal y antepusieron sus ambiciones personales.  Estas féminas son una vergüenza para nuestro género, porque desde su posición de Primeras Damas, solamente han demostrado que ni son las primeras y mucho menos que son damas.

 

 

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