México, ¿seguro o inseguro para el Gobierno Canadiense?

Por: CIRO ALQUICHIRE V.

Por un lado el Gobierno canadiense dice que partes de México son inseguras para sus ciudadanos y recomienda no viajar, pero por la otra y a la hora de aceptar una petición de refugio de un mexicano, dice que es un país seguro, algo que está generando muchas críticas de parte de los defensores de los derechos humanos y especialmente de los mexicanos que están siendo deportados.

TORONTO.- ¿Porque Canadá mantiene a México como un país seguro pese a la gran ola de violencia, desapariciones, torturas y masacres que se registran desde hace meses en este país?, esa es la pregunta que se hacen muchas organizaciones defensoras de derechos humanos dentro y fuera de Canadá, que consideran que este país en el mundo es reconocido porque ha dado protección a millones de personas que se encuentran en alto riesgo, porque ahora le está cerrando las puertas a un gran socio comercial, político y social, que durante años ha recibido a millones de turistas canadienses.

Para los críticos a Canadá y a los canadienses, también les debería doler México, como dice la campaña mundial, porque la realidad es que a raíz de la violencia que azota esta nación miles de personas están buscando asilo, refugio o protección fuera de su territorio, especialmente por la crisis de derechos humanos, la falta de respuestas de las autoridades y el riesgo que corren de ser desaparecidos, como pasó con los 43 estudiantes en Guerrero, México, que se convirtieron en una  pequeña muestra del horror que se vive en este país.

Aunque el Gobierno de Canadá y otros países han expresado su solidaridad por lo que paso con los estudiantes y los defensores de derechos humanos han pedido respuestas, para miles de mexicanos que han solicitado refugio en Canadá, y los centenares que están deportando luego de ser rechazados sus procesos, existe una doble moral de la política internacional migratoria del Gobierno.

Con el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), los dos países acordaron regular la migración, la promoción de los flujos turísticos y laborales temporales, y defender los intereses bilaterales a nivel internacional y regional, pero en los últimos años el Gobierno ha dado todo un giro frente a México, primero le impuso visa a sus ciudadanos y ahora hay muchas más restricciones para los que quieren llegar a este país a trabajar, estudiar, de turismo o especialmente a los que llegan o quieren venir a pedir protección.

Es tan mala la situación migratoria en el sentido sur-norte, que tan solo el año pasado cuando el Primer Ministro de Canadá Stephen Harper visitó México, el presidente de México, Enrique Peña le pidió eliminar el visado impuesto a los mexicanos y Harper no solo le dijo que no, sino el Gobierno además le indicó que con el visado frenó la llegada de presuntos falsos solicitantes de refugio, porque se redujeron las solicitudes de refugio de mexicanos hasta en un 85%.

Con el visado y otras medidas solo los millonarios de México, los que logran mostrar que tienen muy buenos recursos económicos, y que están en algún peligro, son los que pueden llegar a pedir refugio a Canadá, pero ya ni ellos tienen una buena posibilidad de que sus casos le sean aprobados, porque desde el 2012, en virtud de la Ley C-31 Canadá, colocó a México en la lista de países seguros, lo que reduce sustancialmente las posibilidades de que un mexicano logre obtener la protección de este país, pese a todo lo que está pasando.

Para Canadá las decisiones en migración que se han tomado frente a México se deben principalmente al abuso que algunos mexicanos realizaron del sistema de refugio, a los falsos refugiados que vivían de los recursos del Gobierno y trabajaban bajo cuerda, y a los miles que llegaron y se gastaron todo el presupuesto que había para los peticionarios de refugio en Ontario, y aunque esto tiene mucho de verdad, Canadá no puede seguir siendo ciego ante lo que está pasando en México, que tiene ya  más de 80.000 muertos y 26.000 desaparecido en los últimos 8 años, en parte por la guerra de los carteles de droga, pero a eso hay que sumarle la falta de estado, y una policía y organismo de control en la que los mexicanos poco confían, todo en un contexto generalizado de la corrupción, impunidad y miedo.