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VELO O NO VELO He ahí el dilema.

18 de Marzo de 2015 a las 12:05

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Por: Anabelle Chacón Castro

Zunera Ishaq una inmigrante musulmana que llegó a ser residente canadiense en el 2008 y que en enero de este año tenía que tomar su juramento como ciudadana canadiense. Para esta ceremonia, de acuerdo con la política conservadora de migración establecida en el 2011 por el Ministro Jason Kennedy, toda persona que asista a su ceremonia de ciudadanía tendrá que asistir con su rostro descubierto. Zunera objetó hacerlo y apeló a la Corte Suprema para que se le permita hacerlo con su velo tradicional, niqab. La Corte falló a su favor, pero el mismísimo Primer Ministro Steven Harper ha apelado a esta decisión argumentando que “aquí no hacemos las cosas así” y que “la mayoría de los canadienses se oponen” al uso de esto velos.

 

Sobre esta situación existen diferentes puntos de vista. Por ejemplo, la periodista (también de origen musulmán) del Toronto Sun, Farzana Hassan, en su columna del 19 de febrero “Harper está en lo correcto al rechazar el niqab”, afirma que el velo tradicional así como su variantes más ligeras como la hijab que muestra el rostro de la mujer, o la más extensa como la burqa, que cubre todo el cuerpo e incluso tiene una ventana para los ojos, no están impuestas por la religión ya que en ninguna parte del Corán dice que debe ser así, sino que se usa este tipo de vestimenta como un medio para reprimir a la mujer; por lo tanto, no debe ser permitida porque es una forma de atentar contra la libertad de elección de la mujer.

 

Por su parte, Zunera –que se describe a sí misma como una mujer con educación universitaria- afirma, en su carta dirigida a Harper y publicada por el Toronto Star el 16 de marzo “Porqué planeo usar mi velo en la ceremonia de ciudadanía”, que es una elección personal y no impuesta y que ella prefiera hacerlo porque de esa forma las personas que la conocen se centran en su verdadero ser más que en su apariencia física. Aclara además que ella no tiene ningún problema que se confirme su identidad, descubriéndose su rostro en privado, si el caso lo requiere; pero se niega a hacerlo en público. Más bien piensa que el Primer Ministro Harper está violando la libertad de la mujer al imponer una forma de vestir al decirle que no puede usar su velo.

 

No creo que se trate de un atentado a la libertad, es tener un código de vestido en ciertas situaciones, como lo es la ceremonia de ciudadanía. Si se le pide a alguien que se retire el velo, es como si a un caballero se le pidiese que se retire el sombrero al escuchar el himno; o, como dicen ciertos restaurantes “no ties, no service”.  Si nos fuésemos al otro extremo, en Toronto que las mujeres anden descubiertas de la cintura para arriba es legal; entonces, bien podría resultar que a alguien se le ocurra presentarse así a tomar el juramento de ciudadanía. O si uno entra a visitar una mezquita que le piden retirarse los zapatos y a las mujeres ponerse el velo para cubrirse para poder entrar.

 

Creo que esto debe ser visto como una simple regla de cortesía y no como un atentado a la libertad.               

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