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Multiplica, mejora o arregla lo que quieras

17 de Abril de 2014 a las 10:19

María Marín

 

Por: María Marín

Desde pequeña tengo el hábito de pedirle la bendición a mis padres y abuelos. Es casi como un saludo o despedida, digo: “¿bendición?” y recibo un “Dios te bendiga”. En nuestra cultura latina es algo que muchos hacemos por costumbre sin cuestionarnos su significado, pero en realidad ser bendecido encierra un gran poder.

 

¿Por qué bendecir la comida, un hogar o a un enfermo? La palabra bendecir significa “bien decir”, o sea, decretar el bien en algo. Cuando bendices a una persona, objeto o situación estás proclamando que el bien en ello aumentará. Todo, todo, todo obedece a una bendición. Aquello que se bendice le suceden tres cosas: se multiplica, se mejora o se arregla.

 

El dinero que tengas en tu cartera sea poco o mucho, ¡bendícelo! y se multiplicará. Si la relación con tu pareja está deteriorada, bendícela y mejorará. Y si tu computadora está fallando, ¡échale una bendición! y se arreglará. El bendecir no falla, siempre trabaja a tu favor.

 

Si no me crees, haz este experimento. Compra dos plantitas iguales y pon una al lado de la otra. Échale agua a ambas todos los días, pero escoge a una de ellas para bendecirla y adularla diariamente. A la otra, cuídala, pero no la bendigas ni la alabes. Al ver los resultados, te convencerás del poder increíble de la bendición. La planta bendecida será más bonita, saludable y frondosa.

 

Lo maravilloso de la acción de bendecir es que trabaja como un bumerán, el bien que le envías a algo o alguien regresa a ti. Por eso, cuando desees una cosa, cierta forma de obtenerla es repartiendo bendiciones. Si quieres que tu negocio prospere, bendice a tu competencia, hay suficiente para ambos.

 

¡Pero cuidado!, lo opuesto de bendecir es maldecir y todo aquello que maldigas se multiplica, se empeora o se daña. Maldecir es un bumerán que también regresa a ti. Si te sucede algo negativo, irritante o perjudicial, en lugar de renegar bendice el bien que hay en ello. En vez de decir “¡este trabajo maldito y mal pagado!”, “este insoportable dolor de cabeza” o “este pariente malagradecido”, mejor di “bendigo el bien que hay en ello”. Todo contiene bien y al bendecirlo, se multiplica, se mejora o se arregla.

Desde hoy bendice todo diariamente y sin descanso. Es una herramienta poderosa que trae abundancia, plenitud y felicidad. ¡Bendiciones para ti!

 

María Marín es motivadora internacional y autora de Mujer Sin Límite. Para más motivación visita www.mariamarin.com y síguela en Twitter @maria_marin

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