ARTICULO

METEORA En el medio de la nada.

07 de Mayo de 2015 a las 07:32

meteora

Monasterio de la Santa Trinidad, Meteora – Grecia.

 

Por: Anabelle Chacón Castro

Visitar lugares famosos es bonito. Roma, París, Londres, Nueva York siempre serán destinos obligados para los turistas. Ahora que se vive en el mundo de que todo el mundo tiene que hacer obligadamente algo antes de morirse, proliferan las listas de “los cien lugares que se tienen que visitar” o cosa similares, como si las personas viviésemos de recetas y necesitásemos encasillarnos en criterios pre-establecidos. Personalmente, encuentro esto muy vacío porque es como si no tuviésemos el criterio suficiente para saber cómo vivir nuestras vidas y necesitásemos que alguien nos dé un recetario para hacerlo.
 

Este es el caso de Meteora, cuyo nombre significa en griego “colgado del cielo”. Un sitio remoto en la mitad del mapa griego cerca de la villa de Kalabaka. Es un lugar lleno de grandes peñascos donde se construyeron monasterios ortodoxos. Sus primeros habitantes datan del siglo IX  y fueron unos monjes ermitaños que vivían en cavernas y que se organizaron con el pasar del tiempo hasta que en siglo XXIV había decenas de ellos, pero ahora solamente sobreviven seis. Pero estos monasterios no han sido simplemente objeto de una religiosidad admirable, sino que también han sido preservadores de la cultura y del conocimiento de la humanidad porque son, por ser tan inaccesibles, los guardianes de libros que hubiesen sido destruidos por la barbarie en la historia ha envuelto el mundo. Ahora mismo, el Estado Islámico se encuentra no solamente saqueando sitios sagrados en el Medio Oriente, sino que destruye siglos de historia tratando, absurdamente, de borrar una cultura que no es la de ellos.
 

Meteora es un lugar de encanto, no hay ruido, música o diversión, simplemente son sitios de meditación donde hasta los visitantes deben guardar el decoro de acuerdo con sus normas. Viendo cada uno de sus rincones, leyendo sus historias se llega a comprender el por qué la separación de los cristianos en estas dos grandes tendencias: católica y ortodoxa. Las cosas son de forma más que de fondo, porque al visitar los monasterios, y en general las iglesias ortodoxas, es fácil ver la similitudes que es lo fundamental de la fe. Sin embargo, muchas veces nos detenemos más en lo que nos separa que en lo que nos une como hermanos que somos. Por ejemplo, los católicos nos persignados de derecha a izquierda, mientras que ellos de izquierda a derecha; en sus iglesias solamente hay cuadros porque consideran que las figuras religiosas no pueden ser tridimensionales, mientras que los católicos tenemos figuras; o si sus iglesias no tienen bancas porque todos deben estar parados; en fin, el dios sigue siendo el mismo, y creo que esto es aplicable a todas las religiones o quizás lo correcto es decir que debería ser aplicable a todas las religiones.
 

Los viajes deben ayudarnos a aprender del convivir humano, a conocer que hay sitios remotos en el planeta donde hay gente que ha luchado por mantener sus ideales así sea necesario, como en el caso de Meteora, de retirarse del mundo y tratar de salvarlo por medio de la meditación. Estos sitios no son muy populares para el turismo porque no hay mucho negocio por allí; sin embargo, es grato conocerlos porque invitan a un introspección propia y analizar nuestra vida, encontrarnos con nosotros mismos y llegar a encontrar el sentido, el rumbo de nuestro caminar diario, ahí… en medio de la nada.

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