ARTICULO

LOS RENGLONES TORCIDOS DE DIOS Entre la maldad y locura.

01 de Abril de 2015 a las 14:28

anabelle-chacon

Por: Anabelle Chacón Castro

¿Ha tratado de escribir alguna vez en una hoja en blanco?  Si llena Usted la página, se dará cuenta que hay unos renglones que le salieron rectos, otros torcidos, unos hacia arriba, otros hacia abajo y también hay los que Usted trata de mantenerlos rectos pero se tuercen y terminan siendo culebreros. La novela de Tortuaco Luca de Tena, nombre difícil de recordar, “Los renglones torcidos de Dios” (1979) hace mención a esto. En su creación, Dios trata de hacerlos todos derechos, pero se le va uno que otro torcido.

 

La novela en mención trata de una detective, Alicia, que se interna voluntariamente en un manicomio, aduciendo un atentado de homicidio contra su marido, para investigar un crimen. Dentro de la institución mental, resulta que ella es “la única línea recta entre tantos renglones torcidos de Dios”.  Dentro del desarrollo de la novela, resulta interesante descubrir que Alicia también sufre de trastornos mentales y, aunque es una mujer extremadamente inteligente y parece normal, resulta que le es difícil mantener el límite entre la realidad y la fantasía.

 

Andreas Lubitz, el copiloto del vuelo Barcelona – Dusseldorf de Germanwings siniestrado intencionalmente el 24 de marzo, es uno de estos renglones torcidos. Aparentemente es un joven de 28 años, normal, medianamente exitoso, pero con serios desequilibrios. Con un historial médico que posiblemente le iba a impedir seguir volando debido a un desprendimiento de córnea, Lubitz presentó un cuadro psicológico todavía más complejo del que había presentado hace seis años que estuvo sumergido en una depresión total, incluso seguía en tratamiento a la hora del desastre.

 

La seguridad de la cabina, que hermetiza la puerta de acceso, fue adoptada como una práctica común entre las aerolíneas luego de los hechos del 11 de septiembre del 2001 para evitar los actos terroristas. Ahora, consecuencia de este hecho, se va a regular para que todo el tiempo estén al menos dos tripulantes en la cabina. Pero esta medida no será tampoco suficiente porque siempre habrá estos “reglones torcidos” que, cualquiera que sea la medida usada, siempre encontrarán la forma de burlarla y llevar a cabo sus siniestros propósitos.

 

Por ahora, los grandes países se encuentran muy ocupados tratando de librar batallas contra las amenazas externas, sin darse cuenta que los enemigos están casa adentro y no han podido ser identificados, ni serán, porque aparentemente viven de acuerdo con sus principios pero priman los del consumismo, la fama, la desorientación que optan por caminos más radicales que los lleva a querer alcanzar la inmortalidad destruyendo a otros.

 

El joven piloto ya había dicho alguna vez: “Algún día voy a hacer algo que cambiará el mundo y todos conocerán mi nombre”. Efectivamente, lo logró, matando a 149 inocentes escribió en la página en blanco de la historia de la ignominia, pero no lo hizo en línea recta sino a renglón torcido, como seguramente seguirá retorciéndose su alma donde quiera que esta se encuentre. Alcanzó la fama que quería pero no la paz que necesitaba.

Comentarios

escribenos