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EL DIA INTERNACIONAL DEL MIGRANTE Emigrar no es para todos

20 de Diciembre de 2014 a las 10:38

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Por: Anabelle Chacón Castro
 
Desde el 2000, las Naciones Unidas decidió declarar al 18 de diciembre como el Día Internacional del Inmigrante, en honor a que en una fecha como esta, en 1990, la Asamblea General decidió proteger los derechos de los inmigrantes y sus familias.
 
 
La definición “migrante” se refiere a la persona que migra hacia una nueva ubicación. La palabra se acompaña del prefijo e, versión corta deex que significa fuera, para formar “emigrante” y que define a la persona que abandona su lugar de origen. Por otro lado, también se une al prefijo in, que significa dentro, y formar “inmigrante” para referirse a la persona que ingresa a un nuevo lugar con la finalidad de establecer. Es decir, que la misma palabra es aplicable para una misma persona dependiendo del contexto. Por ejemplo, para nuestros países de origen, nosotros somos emigrantes, pero cuando llegamos a Canadá nos convertimos en inmigrantes.
 
 
Generalmente, a los gobiernos no les preocupa el fenómeno de emigrar, es decir que las personas abandonen su país de origen; sino el de inmigrar, es decir, cuando el país recibe gente. Y la visión es muy simple: si la gente se va, el gobierno tiene menos obligaciones con sus ciudadanos, mientras que si la gente ingresa, son personas que no son sus ciudadanos y esto conlleva una serie de problemas que no causaban los mismos habitantes.
 
 
La migración es un fenómeno característico de todas las especies vivas, particularmente de la humanidad que se ha movido continuamente a través del planeta y la historia. Independientemente de mi situación de migrante, pienso que el derecho a hacerlo debería ser universal y estar contemplado dentro de los derechos humanos. Obviamente, la migración tiene que ser un proceso controlado por las naciones, sobre todo las que reciben a los inmigrantes, porque no se puede esperar que sea aprobada sin un proceso mínimo de requisitos y selección, pero el principio que debería primar es el de solidaridad con los congéneres que deseen hacerlo, independientemente del motivo que haya hecho tomar la decisión de dejar su tierra.
 
 
El hecho mismo de dejar atrás una vida e ir en busca de nuevos horizontes es un acto de valentía, porque es enfrentarse a lo desconocido. Esto hace que el migrante sea una persona especial, en general emprendedora, ya que si tiene el coraje para hacerlo, tendrá el valor para superar uno y otro reto. Emigrar es una constante lucha, un siempre volver a comenzar, un siempre volver a redefinirse como persona. Pero también es vivir entre dos mundos, volverse polarizado; pensar en construir un mejor futuro pero añorar un pasado. Muchas veces implica tener la familia separada, sentirse extraño por el idioma o el clima, pensar si en verdad vale la pena el sacrificio. Establecer definitivamente y asimilar el nuevo país no es un proceso fácil ni de corto tiempo, muchas veces no llega nunca, pero si no llega a la adaptación le sustituye la resignación, aceptar el destino de no volver nunca ni de poder volver a unir esos dos mundos en los que se vive. 
 
 
Migrar es estar en una permanente dicotomía que idealiza lo dejado y se acostumbra a la circunstancia. Se necesita realmente ser fuerte para vivir así. Por lo tanto, migrar no es fácil, pero es satisfactorio; y, debemos sentirnos orgullosos de serlo, porque eso nos hace especiales puesto que… emigrar, no es para todos.

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