AYUDAR A HACER TRAMPA Pérdida de valores educativos en la India.

Por: Anabelle Chacón Castro 

India es un subcontinente, con su 1,2 billones de habitantes se convierte por sí sola en una potencia mundial, solamente China le gana con su 1,3 billones. Entre estos dos países hacen casi el 40% de la población mundial. Esto hace que cualquier cosa que pase por esos lares sea realmente preocupante.

En la India, el analfabetismo es del 37% y el 39% de los jóvenes, entre 15 y 19 años, abandonan la escuela antes de concluir sus estudios secundarios. La situación de la mujer es aún más crítica ya que el 52% de la población femenina es analfabeta, mientras que entre los hombres solamente se da el 30%. Dos de cada diez mujeres no saber leer ni escribir y el 40% de las niñas menores de 14 años no van a la escuela y existe un total de 66 millones de niños en edad escolar que no van a la escuela. Además la tasa de analfabetismo funcional (que significa que no entiende lo que se lee o escribe) es del 48% en los niños de quinto grado comprobado por la Fundación de Educación Pratham (2011) no son capaces de entender un libro de segundo grado.

Estas cifras son espeluznantes y reflejan una triste realidad de la India. Esto, sumado obviamente a la situación económica, hace que la educación se haya vuelto un valor sumamente preciado en la población. Dentro del sistema educativo indio, los estudiantes tienen que presentar un examen general en el décimo grado y otro en el décimo segundo, con miras a lograr un cupo en la universidad. Quienes no superan estas pruebas o no alcanzan los puntajes altos para lograr un cupo, de los pocos que hay en relación a la población, abandonen sus estudios y pierdan las esperanzas de lograr para sí mismos y sus familias un futuro mejor.

Las pruebas mencionadas fueron rendidas la semana anterior y la situación es lamentablemente crítica en los sectores rurales, donde los padres escalan los pisos de los edificios para colar por las ventanas de las aulas las respuestas de las preguntas a sus hijos que se encuentran rindiendo las pruebas. Arriesgando su vida, con improvisadas escaleras o cuerdas, escalan piso tras piso hasta localizar a sus hijos ayudarles a que hagan trampa. Todo esto ocurre ante la mirada impasible de las autoridades policiales y educativas, que no logran contener un hecho que se ha vuelto común a la vista y paciencia de todos. Hay uno que otro arrestado y uno que otro expulsado, pero el fenómeno está tomando fuerza y se está volviendo cotidiano.

Pero esto que ocurre en la educación solamente es un reflejo de lo que está pasando en la India que, según Trasparencia Internacional 2014, alcanza el puntaje de 36 sobre 100 y ocupa la posición 85 entre 175 países reportados. Es decir, que la corrupción ha infectado todo el país y ha llegado a la educación donde, se supone, se deben formar los valores de las generaciones y si a estas generaciones se les está enseñando en una forma ya institucionalizada a hacer trampa, ¿qué se podrá esperar de ellas en el futuro? O quizás vale preguntarse lo que decía Séneca: ¿Qué importa saber lo que es la línea recta sino no se sabe lo que es la rectitud?