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Pandemia, inflación y deudas, podrían generar profunda crisis económica en América Latina

18 de Febrero de 2021 a las 15:52

Pandemia, inflación y deudas, podrían generar profunda crisis económica en América Latina Países ricos se están recuperando rápidamente de los negativos efectos generados por el Covid-19

Aunque el mundo parece va superar la crisis económica generada por la pandemia, porque la inyección de dinero al sistema financiero por los países más ricos evitó que los inversores entraran en pánico, al tiempo que impulsa ahora las bolsas hasta tocar máximos históricos, todo indica que no pasará lo mismo en América Latina.

LONDRES. -  De acuerdo a un informe del El País gran parte de los mercados están respondiendo de manera ordenada a los efectos negativos generados por el Covid-19, pero países lo mismo no está pasando en todos los países de América Latina donde los fantasmas de la inflación, la desigualdad y la fuga de capitales acechan en el fondo.

A partir de la pandemia y los primeros confinamientos obligatorios, el Banco Central Europeo y la Reserva Federal en Estados Unidos, indicaron que las tasas de interés seguirán en cero para incentivar a los bancos a seguir prestando. Adicionalmente, ambos anunciaron que comprarán miles de millones en activos financieros para impulsar la liquidez en el sistema. Japón vino después, anunciando programas similares en los billones de yenes. Casi un año después, las compras por parte de la Fed, como se le conoce a la Reserva Federal, ha alcanzado niveles sin precedentes, a veces comprando billones de dólares en bonos y otros instrumentos en un solo día. El apoyo monetario ha sido, en corto, espectacular y nunca antes visto.

La Fed se ha convertido en una especie de comprador cautivo que ha declarado abiertamente que desea inundar de dinero los mercados financieros, impulsando así los precios. A la par, el hecho de que su tasa de interés sea cero, ha llevado a Wall Street a comprar deuda de países emergentes, muchos de ellos en Latinoamérica, porque ofrecen tasas más altas. Dos realidades aparentemente opuestas convergen aquí: mientras la región es señalada como la más dañada por la pandemia y espera una recuperación lenta en comparación con el resto del mundo, los inversores corren a prestarles dinero, el cual solo podrán pagar si se recuperan en tiempo y forma. Los inversores están tomando un riesgo, pero no queda claro si lo han medido bien.

Las bolsas en América Latina se han beneficiado de este sentimiento optimista, a manera de derrame de las políticas en EE UU, Europa y Japón. En México, por ejemplo, el Índice de Precios y Cotizaciones ya regresó cerca del nivel previo a la pandemia, a pesar de que la economía el año pasado cayó 8,5% y el país está inmerso en su peor crisis desde la Gran Depresión. Lo mismo se ve en Brasil y en Chile, entre otros países.

En cuanto a bonos de deuda se refiere, Gobiernos y empresas en Latinoamérica han sabido aprovechar el momento para pedir prestado, asegura Jonathan Fortun, responsable de la estadística y economista de la patronal bancaria en Washington, el Instituto Internacional de Finanzas (IIF). En 2020, países de América Latina regresaron con fuerza a Wall Street, emitiendo un total de 115.200 millones de dólares en deuda. En su conjunto, todos los mercados emergentes emitieron 614.400 millones de dólares el año pasado, un nuevo récord. En enero, las emisiones se intensificaron: solo en los primeros 27 días del año, las emisiones alcanzaron 115.230 millones de dólares.

Tan rápido como entra el dinero puede salir y esa es una de las grandes preocupaciones en torno a la sostenida política monetaria de los G3, como se les conoce a los tres bancos centrales de EE UU, Europa y Japón. En 2013, la Fed declaró estar lista para empezar a deshacerse de los activos que había comprado para ayudar al sistema financiero desde 2008, cuando la crisis financiera se desató. El mero anuncio, sin que el banco central empezara a vender, generó salidas de capital de países emergentes. Entre las monedas más golpeadas estuvo el real brasileño. Este periodo se conoce como taper tantrum, es decir, se le califica de “rabieta” a la reacción de los inversores al anuncio de que la autoridad monetaria iría gradualmente disminuyendo su participación en los mercados.

Algo muy positivo de esta política ha sido que el dinero ha fluido hacia Latinoamérica, ayudándole a los países a reiniciar partes de la economía, asegura Fortun. “Si sacan ese incentivo, también vas a tener un un impacto muy alto y no existe una fórmula absoluta de cómo sacarlo y tampoco existe un tiempo o momento perfecto para hacerlo”.

 

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