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Wilson Velásquez, el inmigrante colombiano que pintó de colores el sueño americano

09 de Enero de 2023 a las 10:10

 
Wilson Velásquez empresario destacado en Canadá le colocó arte a la vida y a los negocios. “Para salir adelante como emigrante hay que dejar el pasado atrás, hacer un alto en el camino, mirar las oportunidades que se presentan, aprender, trabajar duro y de forma honesta, porque no se puede vivir pensando en lo que uno fue en su país, tiene que evolucionar, hay que tener humildad”.  ¡Es que yo fui esto o aquello, ¡NO! hay que aterrizar…!”. Una familia que trabaja unida marca la diferencia para hacer crecer una empresa: Wilson Velásquez, su esposa Sonia Suavita, y sus hijos Sebastián y Miguel, al frente de Wisons Painting by Design.
 

Por CIRO ALQUICHIRE V.

TORONTO. – Corría el final del siglo XX, Colombia se encontraba en una crisis profunda arrastrada por el narcotráfico, la guerrilla, los paramilitares y la delincuencia. Un duro y cruel panorama para un padre de familia, que, pese a ser un alto ejecutivo en su país, trenzaba su futuro en el sueño americano, arriesgándolo todo por una nueva vida para sus hijos. Así surge la aventura de Wilson Velásquez y su gran amor Sonia Suavita, dejando atrás su hermosa tierra, su familia, para lanzarse a la conquista de ese nuevo universo de oportunidades que les representaba Canadá.

Como todo emigrante resurgir de la nada no es tarea fácil. Llegaron a Canadá en época de invierno, diciembre del 2002, con dos niños, Sebastián de 8 años y Miguel de 3, con muchas expectativas y la fortaleza que da el saber que llevaban una inigualable vida de pareja, eran un gran equipo, por lo que podrían enfrentar cualquier reto que se les presentara. El idioma fue la primera barrera, la segunda un tanto más difícil, despojarse de esa investidura de ser ejecutivos colombianos, profesionales de la publicidad, para trabajar en lo que fuera, “había que sostener una familia, y eso te marca el camino”.

Aunque inicialmente su destino era Estados Unidos, Canadá les abrió las puertas y les brindó muchas oportunidades de trabajo, pero no en sus profesiones. Al poco tiempo de estar aquí ellos entendieron rápidamente que para llegar al éxito, y lograr el tan mencionado sueño, había que dar un gran giro. Don Wilson como ahora le dicen sus empleados, aprendió muy bien la lección, porque hasta palear nieve en invierno, bajo ese inclemente clima que lo recibió, le tocó hacer. 

“Llegue a un país en el que vi que había futuro, pero mi ingles no era el mejor, nuestras carreras de publicidad no brindaban muchas oportunidades, pero había trabajo, eso era lo importante, y así llegue al mundo de los trabajos para sobrevivir, mientras uno se prepara, empecé en la limpieza, ¡me la guerreaba por turnos!, en las madrugadas, de día o noche, en centros comerciales, en donde fuera, mientras mi esposa estudiaba una carrera y yo aprendía el idioma en mis pocos tiempos libres”.

Este fanático de la música colombiana, que estuvo incursionando en orquestas como cantante, que vive alegre y tarareando melodías de la vieja guardia, dice que sobrevivió en Canadá, en la zona del gran Toronto, gracias a que entendió que su traje de oficina en los altos edificios de Bogotá, debían pasar a la historia, quedar en el pasado, al menos hasta lograr un despegue y un lugar en ese mar de oportunidades que le representaba Canadá, porque de lo contrario se frustraría como profesional. 

Con un pasado muy ligado al mundo de la publicidad y la fuerza aérea de Colombia, Wilson y su esposa pusieron en marcha una nueva bitácora de vuelo. Ella iría estudiaría, cuidaría de los niños, se prepararía, mientras él trabajaba en lo que saliera, y así paso por una infinidad de trabajos en 2 años, hasta que por cuestiones del destino llegó al mundo de la pintura, de la que no sabía nada, no tenía ningún referente, pero en el que encontró esa mano tendida de bueno jefes, amigos y compañeros de trabajo que le marcaron un nuevo camino.

Ellos le dieron las alas que necesitaba para volar en Canadá, le enseñaron muy bien ese arte de transformar ambientes con el color, de darle vida a una casa o un edificio, pero en especial de prestar un servicio muy profesional, de alta calidad, porque “en este negocio, la honestidad y el profesionalismo son los que realmente marcan la diferencia”, ¡si eres bueno, eso se ve reflejado literalmente con tu trabajo, y siempre te vuelven a llamar”, dijo.

Empezó como empleado, pero a los pocos meses emprendió la realización de contratos por su cuenta. Junto a su esposa se le medió a grandes o pequeños trabajos, y así fueron creando una pequeña empresa en Mississauga, que se fue extendiendo poco a poco, hasta lograr entrar a las grandes ligas de las empresas que se encargan de pintar en la Provincia Ontario.

En 20 años han conseguido trabajar para Ascona Management, Zegas, Panoramic Properties, Metcap Living, Star Light Investment, entre otras compañías, bajo un símbolo y nombre, Wisons Painting by  Design, nombre que ya ha hecho carrera en Toronto y toda su área metropolitana, Mississauga, London, Guelp, Milton, Burlington, Hamilton, Niagara, St. Catharine, Oakville, entre otras poblaciones, donde se conoce a Wilson Velásquez y familia, por su trabajo profesional, no solo en pintura, porque ahora realizan junto a sus hijos, e importantes equipos de trabajo, mantenimientos estructurales en varias edificaciones importantes de la región, pintura y renovaciones en más de 20 edificios de renta; hacen trabajos especiales para centros comerciales, bodegas, conjuntos residenciales y grandes mansiones de personas que ya conocen el talento de esta formidable familia de origen colombiano, que ahora con satisfacción brindan empleo a un grupo de personas con las que hacen equipo.

“Yo me di a conocer gracias a la perseverancia, a la disciplina, al realizar el trabajo con personas muy calificadas, y entregar a tiempo”. Wilson Velásquez, dice que el apoyo del amor de su vida fue fundamental para transformarse de empleado a empresario. Ella trabajaba a la par, pintando, y ahora hace la labor de oficina, administra, mientras él y sus hijos, ponen manos a la obra. Cuentan con equipos especializados en carpintería, instalación de pisos, cerámica cambios de pisos, electricidad, plomeros y por supuesto pintores con las mejores calificaciones, porque esa sigue siendo su esencia. Si algo ha aprendido este bogotano es a enseñar como a él le dieron la lección el oficio, pero también a exigir, porque de la entrega de un buen trabajo, depende que lleguen el otro y muchos más.

Cuando se le pregunta a que debe su éxito en el mundo de la pintura, ese del que no sabía nada hace 20 años, asegura, que primero al apoyo de su esposa, a las personas que le tendieron la mano, pero especialmente a que logró entender a tiempo que “para salir adelante como emigrante, hay que dejar el pasado atrás… ¡No se puede vivir pensando es que yo fui esto o aquello…!”.

Para Wilson Velásquez, lo importante ahora es que sus dos hijos, que han crecido con la idiosincrasia del canadiense, sin dejar de lado sus raíces colombianas, logren seguir avanzando con la empresa que crearon con su esposa. “Ellos ya tienen un legado, y no es la empresa, es la formación en nuestro hogar, sus carreras profesionales. Ellos ahora deben regresarle a este país todo lo que nos han dado. Ya cuentan con una gran semilla para seguir creciendo y yo los acompañare por siempre”.

Para mayor información sobre esta empresa destacada en Canadá, visite:

www.wpaintingbydesign.com

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