ARTICULO

El Sombrero Azul

30 de Enero de 2014 a las 07:43

Por: Anabelle Chacón Castro

Elecciones en El Salvador
Este pequeño gran país, El Salvador, llamado popularmente como “el Pulgarcito de América”, es grande de corazón.  Su historia ha estado marcada de constantes luchas por la reivindicación social.  Sus apenas 20 mil km cuadrados albergan a 6 millones de habitantes y, cifras informales hablan de, 4 millones en el exterior.  Su nombre proviene de la unión de la Provincia de Sonsonate y la de San Salvador, en 1823-4, aunque existe la leyenda de que fue dada por Colón al atracar en estas tierras para salvarse de un naufragio.  Más tarde de San Salvador, pasó a llamarse El Salvador, muchos dicen en honor a Jesús.  Existe una situación particular con su nombre porque se presentan documentos como el Estado del Salvador, la República del Salvador o, simplemente, El Salvador.

 

En Canadá, la comunidad salvadoreña emigró en los 80, tras el éxodo de su población debido a la guerra civil.  Para tener un referente, el área de este país sería tres veces el área de la circunscripción metropolitana de Toronto y con igual población de esta misma área.  No es comparable con Ontario, ya que tiene un millón de km cuadrados, lo que daría como conclusión que es la cincuentava parte de Ontario.

 

La historia de El Salvador es muy dura.  Después de la Colonia y la independencia de España en 1821 y después pasó a ser parte de la Federación Centroamericana, de la cual se separó en 1939.  De ahí para adelante la historia de este pequeño gigante ha sido la misma que la del resto de sus hermanos latinoamericanos: luchas constantes entre liberales y conservadores, gobiernos dictatoriales, guerras civiles, golpes de estado; en fin, igual que todos.  Sin embargo, El Salvador sí ha sido más golpeado que otros por una cruenta guerra civil de 12 años (1980-1992) que cobró la vida de aproximadamente 75.000 personas, aunque muchos aseguran que se queda corta por más de 20 a 40 mil personas.  Poniendo esto en perspectiva, significa que casi un 2% de su población fue muerta (si se estima que en los 80 tenía 4 millones de habitantes) en este conflicto bélico.  La guerra civil terminó en 1992, cuando el gobierno de derecha y las guerrillas izquierdistas firmaron un acuerdo de paz, en Chapultepéc, que dio lugar a reformas políticas.

 

Pero esta guerra civil se remonta a luchas de clases de inicios del siglo XX, cuando Farabundo Martí en los 30 se alzó en armas en contra del Gobierno.  Fue fusilado por orden del entonces presidente, General Maximiliano Hernández, quien gobernó al país desde 1931 hasta 1944.  Su gobierno fue de facto y no temía tomar decisiones drásticas como la matanza de 25 mil indígenas que se levantaron en contra de la redistribución de tierras.  Esto hizo que la situación solamente pueda resolverse por las armas y la figura de Farabundo Martí fue determinante hasta que fue fusilado en 1932, convirtiéndolo en un ícono del pueblo.

 

De los ideales de este luchador, nace el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional, FMLN, como la coalición de una serie de grupos armados que luchaban por separado y emprenden una guerra civil contra la Junta Revolucionaria de Gobierno que estaba en ese entonces en el poder, tras haber derrocado al General Carlos Romero y poniendo fin a 17 años de gobierno del Partido Conservador.  Pero la mencionada Junta no fue mejor que su predecesor y fue durante su gestión cuando se dio una de las peores muestras de abuso de poder: el asesinato de Monseñor Oscar Romero, por el pecado de denunciar constantemente los abusos del poder.  Este hecho es considerado por muchos como el detonante de la guerra civil salvadoreña.

 

Es curioso ver circunstancias que se repiten en la historia de Latinoamérica como los nombres rimbombantes que se atribuyen como el de la Junta Revolucionaria del Gobierno, como que la palabra revolucionaria ya la convertiría automáticamente en eso; lamentablemente, la historia demuestra lo contrario.  También el tiempo en que permanecen (o quieren permanecer) los partidos políticos o sus caudillos en los gobiernos; por ejemplo en el caso del El Salvador el caso del General Hernández, 13 años (1931-44) o del Partido Conservador, 17 años.  Demasiado tiempo en el poder corrompe a los políticos y sus gobiernos.  El principio de alternabilidad es fundamental para la democracia.

 

Presidentes

Salvador Sanchez                                                 Norman Quijano

 

El Salvador va a tener la oportunidad de ir a las urnas próximamente para elegir a su Presidente, entre cinco candidatos, de los cuales los principales son el oficialista de FMLN, Salvador Sánchez; y, el del partido opositor Alianza Republicana Nacionalista, ARENA, Norman Quijano; quienes muestran cercanía en las encuestas; sin embargo, la historia electoral de los salvadoreños muestran que votan por partidos más que por candidatos.  Cabe indicar que el partido ARENA estuvo en el poder por 20 años (1989-2009) y el FMLN ha gobernado este último período (2009-2014) con el actual presidente Mauricio Funes.

 

El pueblo guanaquito tiene grandes desafíos y, aunque ahora no vive en guerra civil, tiene una gran batalla por librar, y la debe ganar. Es el creciente dominio de las “maras” que controlan la vida diaria de los salvadoreños.

 

No hay mejor forma que describir a este pueblo como lo hace la canción “El sombrero azul”: El pueblo salvadoreño, tiene el cielo por sombrero, tan alta es su dignidad en la búsqueda del tiempo…y que venga la alegría a lavar el sufrimiento… Dále que la marcha es lenta, pero sigue siendo marcha… Dále salvadoreño, dále que no hay pájaro pequeño…

 

Ante este pueblo no queda más que sacarse el sombrero ante su lucha, que se ha vuelto eterna, pero cuando nos saquemos el sombrero para saludarle, asegurémonos que sea un sombrero azul.

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