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El Precio De Lo Exótico...

14 de Agosto de 2013 a las 14:42

Es capricho de la vanidad ...
 
 
El 5 de agosto, Canadá se vio impresionada por la noticia de la muerte de dos niños, 6 y 4 años, por estrangulación de una pitón africana de 4 m de longitud y 45 kg de peso.  El animal había escapado de su reducto en el local de mascotas que pertenecía al dueño del departamento donde dormían lo niños como parte de una visita usual al amigo de la familia.  Los niños conocían el lugar y la tarde anterior a su trágica muerte habían estado acariciando a los animales de la tienda.  El hecho acaeció en la provincia de Nueva Brunswick. Este incidente no resulta aislado en Canadá, donde se han presentado situaciones sorprendentes respecto a animales exóticos, considerando que no es un país tropical y la presencia de este tipo de mascotas es totalmente alarmante.  Hace un par de años en Brampton  el dueño de una casa con piscina vio desde la ventana que un cocodrilo estaba a un lado de la piscina.  Pensando que se trataba uno inflable y que alguien quería jugarle una broma, fue a recoger el animal y se encontró que era de verdad.  Uno de los vecinos de barrio, lo había traído de bebé desde Florida sin tomar en cuenta de que el reptil alcanzaría un tamaño incontrolable.  Por otro lado, en Toronto el año pasado se reportó casi a semana seguida dos incidentes con boas constructoras.  Una había salido por la taza del baño en un departamento y otra fue reportada trepando por el muro exterior de un edificio. Hace dos semanas que me encontraba en la playa y me llamó la atención una pareja joven que se pasean tomados de la mano, la muchacha estaba embarazada y a lado de ellos iba otra joven empujando un cochecito con un bebé, mientras otro correteaba yendo y viniendo pero manteniéndose cerca del grupo.  Vestían una ropa ligera, de playa obviamente, y el muchacho solamente llevaba pantalones cortos, su dorso estaba desnudo.  Esta escena no era nada sorprendente, lo curioso estaba en que el muchacho llevaba colgado al cuello una pitón amarilla de una longitud casi el doble de estatura porque la punta del reptil llegaba casi al suelo y por el extremo de colgaba del otro lado del muchacho llegaba como a la rodilla y a esa altura el animal se incorporaba horizontalmente con un cabeza levantada y mostrando repetidamente su fina lengua partida que entraba y salía repetidamente de su boca, con el movimiento típico de las culebras.   La muchacha del cochecito, tenía en su cuello una boa constructora, de característico color negro y café, dispuesto en rombos grandes.  La muchacha la llevaba colgada como bufanda, con una vuelta a su cuello, pero el inquieto animal se movía zigzagueante para posarse su cabeza en la de la joven en donde se elevaba y giraba su cabeza de lado a lado como buscando una presa.  Calculo que los animales medían unos tres metros y el ancho de su cuerpo era como el antebrazo del muchacho.  Los tres jóvenes caminaban conversando animadamente como si los animales no existiesen.
 
 
Seguía su trayectoria con cuidado y los mire con curiosidad, tratando de encontrar una explicación para tan singular hecho.  No pude encontrar ninguna válida que explique este comportamiento particular de cada uno de estos personajes.  Veo que la vida ahora ha tomado un tono que trata de romper los esquemas tradicionales.  Antes si se hablaba de una mascota, automáticamente se pensaba en un perro o en un gato, más tarde el concepto se amplió a pájaros y peces; posteriormente, se dio el margen a la obtención de pequeños animales entre roedores y anfibios (hamsters y tortugas), pero ahora el concepto de mascota ha caído en lo exótico: arañas, culebras, camaleones, etc; entre los perros mismo se ha producido un cambio y se requiere que sea de pedigrí o importado, características que rayan en lo absurdo y que muestran un sentido de lo material más que de lo sentimental, puesto que la función de una mascota en el contexto de un hogar es desarrollar un sentido de amor y respeto a los animales.
 
 
El exotismo requerido por los propietarios de estos animales es proporcional al estado natural de los mismos.  No creo que se pueda domesticar una boa o una raposa, por ejemplo, por más que estén los animales habituados a vivir con los seres humanos, su instinto siempre estará latente y así lo demuestran los hechos ocurridos.  No puedo entender que lleva a una persona a tener en su casa uno de estos animales y disfrutar de su compañía, quizás tienen una psique demasiado complicada. 
 
 
Se trata ahora de mostrar un excentricismo, un estereotipo fuera de lo normal a través de la posesión de una mascota.  Pienso que la mascota refleja la personalidad de su dueño y un autor que piensa igual que yo es Phillip Pullman, quien en su libro “Las luces del Norte” que dio origen a la película “La brújula dorada” (The Golden Compass) protagonizada por Daniel Craig y Nicole Kidman, habla que la dualidad de los seres humanos entre su parte humana y animal, ya que en este submundo de Pullman todos los seres humanos andan con su alma proyectada en un animal, así la de Daniel Craig, personaje fuerte y noble es un león; mientras que la de Kidman es un mono.   Este libro fue retirado de las bibliotecas de las escuelas católicas en Toronto (en un acto totalmente arbitrario), puesto que las almas de los clérigos eran representadas por serpientes y en este mundo el dominio de la Iglesia era de tipo fascista.
 
 
La naturaleza merece respeto y los animales son parte de ella y no podemos extraerlos de su medio natural por el simple capricho de querer mostrarnos con algo “exótico”, por darle un énfasis a la personalidad de la que carecemos, sino pregúntenle a Justin Bieber, quien abandonó a su monito en Alemania, sin asumir las responsabilidades que le correspondían en cuanto a arreglar los permisos de posesión del animal y las implicaciones económicas. Cuando se juega con la naturaleza el precio que debemos pagar siempre será muy alto y no lo pagaremos precisamente con dinero.

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