ARTICULO

Alice Munro

18 de Diciembre de 2013 a las 14:47

Por : Anabelle Chacon Castro

Sin ser una experta en literatura, pero sí una lectora ávida, puedo decir que Canadá no ha mostrado precisamente una brillantez en lo que se refiere a la literatura.  Cuando llegué a este país me interesé en los autores clásicos y descubrí a Lucy Maud Montgomery, un nombre difícil de memorizar pero su obra “Ana de los Green Gables” es más fácil tener presente.  Esta obra es parte del currículo escolar por su importancia.  Montgomery escribió, ante el éxito de su personaje, como veinte libros de sobre Anne Shirley, por su nombre original.  El libro, o los libros, cuenta la vida de esta pequeña huérfana que es adoptada por un matrimonio de la Isla Príncipe Eduardo, pero la particularidad es que ellos esperaban un niño y recibieron un niña.  Durante los diferentes volúmenes, Ana se hace mujer, estudia, se muda a la ciudad y se hace maestra, para luego ser más tarde escritora.  Su vida, es de alguna manera similar a la de su creadora y se asemeja mucho al tipo de literatura estadounidense del fines del siglo XIX, aunque cronológicamente la obra de Montgomery se ubica a inicios del XX.  Tanto así que veo en Ana a la famosa Josefina (mejor conocida como Jo) del libro “Mujercitas” de Luisa May Alcott, por ser una joven de avanzada en una época donde todo estaba en su contra, pero su ímpetu la llevó a romper los esquemas de la época y lograr sus sueños.

 

Como literatura,  Lucy Maud Montgomery logra la descripción de la vida rural y urbana de la sociedad canadiense de ese tiempo y tiene fines educativos porque se ubica en un remoto lugar y siempre realza los valores morales.  Una vez conocido este clásico, en la época contemporánea tuve la oportunidad de asistir a una feria del libro que se realiza anualmente en el Queen’s Park, en verano, donde se presentaban autores y el discurso principal estaba a cargo de Margaret Atwood, quien me impresionó por su claro posicionamiento político y feminista.  Desde ahí me informé de su obra y descubrí que su principal obra es “El cuento del sirvienta” (The handmaid’s tale), llevada al cine, que nos ubica en la eterna problemática de la mujer y la plantea en un futuro no lejano en una sociedad teocrática donde  está completamente subyugada.  Margaret Atwood es un referente en la sociedad canadiense, tanto por su influencia en la literatura como por su activismo social, lo cual considero (y respeto) un valor agregado a su obra puesto que es responsable con su lectores y con la sociedad que clama su obra. 

 

Ahora, Canadá se gloria de tener una Premio Nobel de Literatura, Alice Munro.  Munro no ha logrado figurar entre los grandes nombres, pese a que ha ganado muchos premios, porque su obra no presenta grandes novelas, sino que hace gala de un género echado de menos: el cuento.  Al cuento siempre se lo ha visto, dentro de la literatura, como el hermano pobre de las novelas, cuando su riqueza radica, precisamente, en la posibilidad de expresar en pocas páginas lo que muchos no son capaces de hacerlo en ciento de hojas.  El cuento siempre es un desafío para quien lo escribe, la poquedad de las palabras implica la necesidad de la precisión del idioma para poder transmitir la historia completa.  Alice Munro es considerada como la “reina de la historias cortas” y su obra se basa en historias de personas comunes y corrientes con temas de la vida diaria.  Al parecer, nada extraordinario, pero que ha sabido llegar a los lectores que se ven reflejados en las tramas de Munro. 

 

Sus personajes son extraídos de la realidad de su pueblo natal, Wingham en Ontario, donde sus habitantes se identificaban en cada una de sus historias, lo cual le trajo más de un problema, pero luego se habituaron y aceptaron sus escritos.  La afición de Munro por la literatura nace en su infancia donde, al escuchar el cuento de “La sirenita”, se quedó impactada por el final poco feliz y la impotencia de la sirenita de estar con su amado.    La pequeña Alice pensó que la noble sirenita, merecía mejor suerte y fue ella la que le daría a este cuento un final feliz.  Fue así que a sus historias trata siempre de darles un final feliz o por lo menos un final esperanzador, donde triunfe la bondad humana. 

 

En su juventud tenía que caminar por “un camino largo” para llegar a su casa pero ahora ya como persona adulta, Alice Munro lo piensa mejor y dice “era un camino largo… o al menos, a mí me parecía largo”.  Cuando escuché esta reflexión en una entrevista a propósito del galardón, me dio la impresión de una enseñanza de vida.  Cómo es que algo nos parece que es de una forma, cuando en realidad es una apreciación la que nos hace percibirlo así.  De cualquier forma, la joven Alice, durante sus andanzas por este camino, largo o corto, pensaba en sus historias y las concebía en su mente, encontrando en el silencio del sendero su inspiración.

 

Una obra muy particular de Alice Munro, que me llamó mucho la atención, es “Lejos de ella” (Away from her), que trata de una pareja en el cenit de su vida que decide optar por el albergue para la esposa ante su creciente e incontrolable Alzheimer.  En el 2007, fue llevada al cine en una producción canadiense que contó con dos nominaciones al Oscar.

 

Alice Munro ha rescatado el prestigio de las historias cortas, de los cuentos, ha demostrado que para ser un buen escritor no se necesita cantidad sino calidad; y ha puesto el nombre de Canadá en alto.  Ojalá que la Dirección de Educación revise su currículo y ponga como obligatoria el conocer su obra; y, para quienes no podemos ser obligados a leer si podemos optar por la voluntad de hacerlo porque Alice Munro merece ser leída y le aseguro que en algunos de sus cuentos se encontrará Usted reflejado.

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