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821 millones de personas pasan hambre en este momento en el mundo

12 de Septiembre de 2018 a las 09:42

821 millones de personas pasan hambre el este momento en el mundo

Batalla contra la hambruna mundial se está perdiendo

La falta de agua, los conflictos, los eventos climáticos extremos y las crisis económicas son los principales responsables que cerca de mil millones de personas pasen hambre en el mundo, según el estudio elaborado por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) junto con otras cuatro agencias de la ONU. En 2017, hubo 15 millones más que el año anterior, lo que supone un retroceso a niveles de hace una década

LONDRES.- Es una cifra vergonzosa para la humanidad, pero la realidad es que batalla que libra en el mundo contra el hambre se está perdiendo, porque según los datos recopilados en 2017, 821 millones de personas se van a la cama cada día sin haber ingerido las calorías mínimas para su actividad diaria para sobrevivir, lo que representa 15 millones más que el año anterior, lo que supone un retroceso a niveles de 2010, según los datos recogidos en el informe La seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo de la ONU. 

Uno de los factores, son las graves sequías vinculadas al fuerte fenómeno El Niño de 2015 y 2016 son especialmente culpables. Sin agua, no crecen los cultivos ni el pasto para los animales. Eso significa que, en los países altamente dependientes de la agricultura, millones de personas se quedan sin alimentos suficientes que llevarse a la boca y sin fuente de ingresos con los que adquirir comida en el mercado. La falta de precipitaciones, de hecho, causa más del 80% de los daños y pérdidas totales en la producción agrícola y ganadera. Los conflictos, los eventos climáticos extremos y las crisis económicas son otros de los principales responsables del hambre mundial.

"Si no hacemos más, los tres años de subida serán cuatro. Reducir el hambre no es una cuestión de fe, sino que depende de nuestras acciones", advierte Kostas Stamoulis, director adjunto de la FAO. Si el año pasado este organismo pedía el cese de la violencia para una mejora de la situación alimentaria mundial, esta edición se enfoca en la necesidad de mejorar la resiliencia de las personas ante los eventos climáticos extremos, es decir, fortalecer su capacidad de adaptarse, resistir y reponerse ante una adversidad.

La mayoría de los países que afrontan crisis alimentarias relacionadas con el clima —20 de 34— atraviesan contextos de paz. Pero cuando los choques climáticos se producen en zonas en conflicto, se desencadena la tormenta humanitaria perfecta. Esto sucedió en los 14 países restantes, entre ellos, los ribereños del lago Chad (Níger, Nigeria, Camerún y Chad), donde 10,7 millones de personas necesitan ayuda para sobrevivir cada día debido a la espiral de violencia del terrorismo de Boko Haram y las sequías. "El ejemplo más claro es que el año pasado se declaró la hambruna en Sudán del Sur. Y Yemen, Somalia y el norte de Nigeria estuvieron a punto.

África fue la región donde el hambre azotó en mayor proporción. Casi el 21% de su población estaba subalimentada el año pasado: 256 millones de personas, de las que 236 millones eran de la región subsahariana, un 30,4% más de los 181 millones de hambrientos que se contabilizaron en esta zona del mundo en 2010. En términos absolutos, Asia está en cabeza con 515 millones, un 11,4% de sus habitantes.

Las estadísticas y la realidad que reflejan van en dirección contraria al objetivo marcado en la Agenda 2030 de la ONU: lograr erradicar el hambre para esa fecha. En solo tres años, se ha revertido el avance conseguido desde 2003 en la lucha contra el hambre, de tal manera que en 2017 había exactamente la misma cantidad de hambrientos que en 2010. Otros indicadores del estado alimentario y nutricional en el mundo tampoco van mejor. Las prevalencias de anemia en mujeres en edad reproductiva y la obesidad en adultos también aumentan.

En cuanto a las primeras, se ha pasado del 30,3% en 2012 al 32,8% en 2016. "Es vergonzoso", escriben los redactores del informe, "que una de cada tres mujeres en edad reproductiva todavía padezca anemia, con importantes consecuencias tanto para su salud como la de sus hijos".

Solo dos datos relativos al estado nutricional de los niños arrojan un poco de luz en un panorama oscuro. Hay menos niños que sufren desnutrición crónica, también llamada stunting (retraso en el crecimiento, en inglés) por ser ese el resultado del déficit de nutrientes esenciales como la proteína, el hierro, el ácido fólico, la vitamina A o el yodo durante la primera infancia. "Pero no estamos contentos con las tasas que hay", rebaja el entusiasmo Stamoulis, de la FAO. Según sus estimaciones, el 22% de menores de cinco años padecía este tipo de desnutrición (150,8 millones). Muchos en opinión del director adjunto de la FAO, pero menos que en 2012, cuando el porcentaje de afectados ascendía al 25% (165,2 millones). 

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