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VERANO EN CANADÁ - Disfrutando del país

29 de Mayo de 2014 a las 13:39

Anabelle Chacón

Por: Anabelle Chacón Castro

El verano nos vuelve optimistas, alegres, entusiastas; especialmente después de un largo invierno, que ha sido inclemente y que nos ha mostrado la fragilidad del ser humano ante la fuerza de la naturaleza.  Es increíble ver como todo se va transformando con el clima y la incidencia que éste tiene.  Primero, el paisaje se transforma de un monótono y ya cansador blanco, para un alegre y esperanzador verde. Segundo, la vida renace con el movimiento en las calles y el colorido de las flores.  Ya no es necesario los abrigos y la ropa pesada, sino que la vestimenta se vuelve ligera, llamativa y corta.  Es como si todo fuese un derroche de alegría.  El ruido constante de los vecinos podando el césped o el olor de los asados, se vuelve común y nos motivan a hacer lo mismo.

 

Dentro de este panorama, las actividades familiares y las relaciones sociales son fáciles de llevar porque se pueden planificar un poco de actividades fuera que nos permite compartir más con los seres que nos rodean y a los que queremos; y, también a los que a veces dedicamos poco tiempo porque nos sumergimos en rutina diaria.   Dentro de esto se puede considerar disfrutar del país que nos acogió.

 

El clima se presta para ir de campamento, conocer nuevos lugares, haces actividades diferentes.  Aquí mismo en la ciudad que vivimos, cuándo nos damos tiempo para ir a un museo, para disfrutar de una caminata por el lago, de explorar un parque, tomar un bote y recorrer el lago.  En fin, algo diferente que lo podamos hacer en familia y a la vez conocer algo más de la ciudad en que vivimos. 

 

Pero también se puede pensar en algo un poco más lejano que no, necesariamente, requiere de un gran presupuesto o de mucho tiempo.  Me ha sorprendido en más de una ocasión de saber que muchas personas no conocen Ottawa o Montreal.  Una visita a estas ciudades vecinas no requiere mucho esfuerzo y hasta es posible hacerlas en un solo día si se lo hace desde muy temprano.  Ottawa tiene la sobriedad de la capital, una ciudad muy especial por su ornato de corte inglés; solamente caminar por el Parlament Hill es un encanto y más aún si se cruza el puente y se va hacia la ciudad francesa vecina de Gatineau para, desde el Museo de Historia, contemplar la vista de estos edificios, hace la delicia de cualquiera.  En cambio, Montreal con su con corte netamente francés es alegre y colorida con sus cafés al aire libre al estilo parisino. Ir a visitar el Jardín Botánico o caminar por sus estrechas calles hace que uno se traslade en el tiempo.

 

En el clima se ha vuelto benévolo con nosotros y hasta ha hecho que nos olvidemos un poco de lo que pase en el mundo y tengamos un poco de egoísmo para pensar en nuestra situación local y, simplemente, disfrutar de estas cálidas temperaturas y días soleados que han sido escasos este año.   En los países latinoamericanos los contrastes climáticos no son tan fuertes como los que hay aquí y esto hace que hayamos aprendido a valorar la diferencia entre una y otra estación.  Por estos meses, tan cortos, de primavera y verano, seamos soñadores y disfrutemos de lo que nos brinda el clima y este país que tan generosamente nos ha acogido.  Definitivamente, el verano nos pone optimistas.  ¡Qué lo disfruten!

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