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Una separación es un duelo

26 de Octubre de 2015 a las 12:49

separación
Por: Rubdhy Stella Vargas
Mental Health Counsellor

El segundo tipo de perdida más seria después de la muerte de un ser querido es la separación o divorcio. O sea que cuando tenemos una pérdida de nuestra pareja entramos en un estado de duelo, que es la respuesta normal al dolor. Es un estado de intranquilidad, de malestar, de ansiedad  incómodo y doloroso y si no se experimenta y por el contrario, se reprime, se niega, se interioriza, puede conducir a una seria enfermedad física o emocional.
 

Cada persona tiene una forma diferente de reaccionar o elaborar el duelo y su duración también es diferente y depende de muchos factores como el  nivel o intensidad de amor, el tiempo de la relación, la conexión de la pareja, las situaciones que vivieron y las ilusiones o proyectos que tenían en común.
 

La separación puede resultar catastrófica, si se ha dependido totalmente de la que se fue, en el área emocional, económica y social. Al principio manejar esa pérdida puede ser más difícil y durar más tiempo, mientras se aprende a satisfacer las necesidades por sí mismo.
 

También cuando la separación es inesperada, sin conocer, ni comprender la razón de dicha decisión y no da tiempo para acudir a las propias herramientas de afrontamiento. Se entra en un shock emocional y la mente empieza a repasar la película del pasado tratando de encontrar explicaciones o excusas para esa decisión. La persona entra en nostalgia, no come, no duerme, no vive, es una pesadilla permanente, aparecen interrogantes y sentimientos de culpa propia o ajena y se tiene la sensación de haber recibido un trato inhumano, injusto y cruel.
 

En otras situaciones en el trascurso de la relación, se percibe que ha desaparecido la conexión, se pierde el interés amoroso y sexual y aquel ser maravilloso, ya no gusta igual, aquí hay un proceso de preparación para la venida de una separación y es más fácil.
 

Lo importante es elaborar el duelo y cada separación, cada pareja y cada persona es diferente pero en cualquier caso, debemos permitirnos sentir y expresar absolutamente todo, es decir permitirnos llorar, gritar, sollozar, enojarnos, culparnos o culpar, para sacar los sentimientos que tenemos guardados. Cuando este estado se vuelve crónico por lo general se tienen una serie de pérdidas acumuladas que no se resolvieron en el momento adecuado.
 

El proceso es más fácil para el que abandona, que para el que fue abandonado y más si se enlaza el cierre de una relación, con otra ya iniciada, aunque esto no es conveniente, porque no se ha dejado un espacio para sanar y analizar qué fue lo que fallo en la anterior relación y que parte de responsabilidad se tuvo.
 

Cada vez son más las parejas que deciden separarse y esto no solo afecta la pareja sino también a los hijos creándoles confusión y culpa.
 

En conclusión todos en algún momento de nuestras vidas hemos tenido pérdidas de todo tipo. Lo principal es pasar por el duelo, para superar la ruptura totalmente y avanzar hacia un yo renovado, más fuerte, más maduro, más evolucionado, para darle lugar a un nuevo principio, para empezar un nuevo camino. Y si siente que no puede solo, busque ayuda con un profesional especializado en el área de salud mental. 


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