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MINASSIAN vs. LAM Dos polos opuestos

01 de Mayo de 2018 a las 08:06

MINASSIAN vs. LAM Dos polos opuestos

ANABELLE CHACON CASTRO

El lunes 23 de este mes, como a las 14:30, Toronto fue estremecido con la trágica noticia de un atropellamiento masivo en Young St cerca de Finch Ave.  Alek Minassian, un joven de origen armenio de 25 años, estudiante universitario, que había estado por un corto período en las Fuerzas Armadas canadienses, conducía una camioneta rentada y se precipitó sobre la vereda atropellando a los transeúntes, dejando un saldo de diez muertos y quince heridos.  A los treinta minutos fue detenido por el oficial Ken Lam, un joven de origen asiático que lleva siete años en la Policía de Toronto. Aunque la situación era confusa, porque Minassian sostenía un objeto en su mano y amenazaba a Lam diciéndole que tenía un arma en su bolsillo y pidiendo que lo matase, Lam bajó su arma y le ordenó que se tire al suelo.  En un diálogo repetitivo de frases cortas, Lam sometió al sospechoso en pocos instantes, solamente usando su bate policial.

El hecho no deja de llamar la atención por todos los componentes que tiene.  Primero, es un evento que perturba la cotidianidad de una pacífica ciudad como lo es Toronto, que al recibir el impacto de la noticia lo primero que piensa el público que la escucha es en un ataque terrorista que atemoriza a la sociedad por todas las implicaciones que tiene.  Segundo, los protagonistas de este nefasto hecho son dos jóvenes totalmente antagónicos entre sí que reflejan la polarización de la sociedad.

Por un lado, Minassian es un joven perturbado, retraído y con pocas habilidades sociales que se sumerge en un submundo donde se crea hasta un seudo lenguaje para expresar sus oscuros pensamientos.  Minassian pertenecía a los INCEL, un término creado que es la abreviatura de “involuntary celibate”, es decir, los célibes involuntarios que culpan a las mujeres por no poder mantener relaciones sexuales y que envidian a los hombres que las tienen.  Aquellos que son exitosos sexualmente con las mujeres los llaman los “Chads”, mientras que a las mujeres que disfrutan del sexo las llaman las “Stacys”. Los incel son misógenos y consideran que es injusto que sean relegados y obligados a guardar el celibato porque las mujeres los rechazan, por eso, ellos desarrollan un odio hacia la mujer y la ven como un objeto que debería estar destinado únicamente a satisfacer sus deseos; incluso llegan a justificar la violación.

Minassian dejó un mensaje en su Facebook antes de lanzarse al ataque: "¡La 'Rebelión Incel' ya ha comenzado! ¡Derrocaremos a todos los 'Chads' y 'Stacys'! ¡Saluden todos al supremo caballero Elliot Rodger!", un incel que cometió una masacre, a punta de cuchillo y pistola, en el 2014 en California, matando a seis personas e hiriendo a trece, que también dejó un mensaje de texto que decía: "Las mujeres le dan afecto, sexo y amor a otros hombres, pero nunca a mí”. Minassian pertenece al grupo de jóvenes desorientados, incapaces de adaptarse a una sociedad a la que culpan de sus propios males y que tienen una ausencia de valores esenciales como el respeto a los demás.

Por otro lado, tenemos a Ken Lam un joven policía que logró someter a Minassian con una serenidad sorprendente y sin usar su arma.  Creo que, si lo hubiese hecho, hubiese sido justificable por la situación.  Sin embargo, no lo hizo y solamente con la firmeza de su voz y la rapidez de sus movimientos logró evitar un desenlace fatal para el atacante.  Esto llama la atención, porque así debería ser siempre el accionar de un oficial de policía porque ha habido situaciones similares como lo ocurrido el 27 de julio del 2013 cuando el joven Sammy Yatim, armado con un cuchillo había obligado al conductor del tranvía que transitaba por Dundas St, se detenga.  El oficial James Forcillo le realizó nueve disparos ante la desobediencia de Yatim de no soltar el cuchillo.  Forcillo fue condenado por asesinato en segundo grado a seis años de prisión.  Esto mereció el repudio de la gente que consideraba que el oficial si hubiese podido desarmar al perturbado joven y no era necesario matarle, menos darle nueve tiros.  Lam en una situación más peligrosa aun, actuó con mayor cautela. Pero volviendo a Lam, él ni siguiera quiere ser considerado héroe, como lo clama la ciudadanía, sino que -con gran humildad- dice que el únicamente cumplió con su deber y respondió en la forma en que había sido entrenado para situaciones así. 

Obviamente, estos dos jóvenes tienen valores completamente opuestos y la situación que experimentaron juntos los ubica en la lucha del bien contra el mal.  Quizás esto nos hace pensar que nuestros jóvenes están sometidos a elecciones duras en la vida, por un lado, una sociedad materialista que nos lleva a obsesionarnos con un placer egoísta de satisfacernos y de pensar en nosotros mismos; y, por otro lado, en una vida de servicio y sacrificio por defender lo que creemos y lo que vivimos. Dos polos opuestos, que al encontrarse se repelen y prevalece el más fuerte.  Para suerte de todos los que habitan en Toronto está vez el más fuerte fue Lam.  Minassian debe llamarnos a la reflexión como sociedad y tratar de encontrar en lo que hemos fallado.  Y Lam, nos da esperanza de que se puede ser diferente. Gracias, oficial Lam!

VER Trágico ataque con camioneta deja 10 muertos y 15 heridos en Toronto

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