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LA LEY DEL PENDULO Y su aplicación a la política

27 de Febrero de 2014 a las 10:09

anabelle

Por: Anabelle Chacón Castro

En su forma más simple, todos conocemos lo que es un péndulo, o al menos quienes somos de la época de los relojes de cuerda y los pendulares que solían estar impasibles a la entrada de las casas para marcar inexorablemente el tiempo.  Esto nos indica que la aplicación inmediata que se le dio al péndulo es la de medir el tiempo.  Ahora esto ha cambiado con la era tecnológica donde todo, hasta el tiempo, es medible electrónicamente.

 

Este pequeño y simple aparato está compuesto por un hilo del cual tiende una masa y que está sujeto a un punto. Se mueve con movimiento armónico simple (es una clase de movimiento que no es lineal ni circular, sino una combinación muy estética de los dos) describiendo una trayectoria curva que nos fascina ver en cada una de sus oscilaciones.

 

El péndulo simple tiene el cálculo de su periodicidad bajo el concepto que la suma de las energías es constante.   Es decir que la energía cinética, que implica movimiento, más la energía potencial, que se basa en la masa, siempre es constante.  Por artilugios de las matemáticas, de este principio físico se deduce que su período depende de la longitud del mismo y no de la masa que cuelga; y, para mí, lo más sorprendente es que regresa de un extremo al otro de su trayectoria, describiendo cada vez arcos más pequeños.

 

Bueno, esto me ha hecho pensar en la política y la situación que se vive en muchos países.   El siglo XIX estuvo dominado por una serie de gobiernos dictatoriales, sean estos tipo monarquía o no militar.  Producto de los abusos de los mismos, se produjeron revoluciones al inicio del siglo XX que luego y producto también de los abusos de poder, en muchos casos, volvieron a ser reemplazados por gobiernos  de derecha o dictaduras.    Los mismos que a su vez, a fines del siglo anterior e inicios de este siglo fueron sustituidos por gobiernos, supuestamente, ultra izquierdistas que, ante el fracaso nuevamente de la derecha, se vistieron de este traje para llegar al poder. Cumpliéndose así la llamada Ley del péndulo, con la cual se vuelve inevitable ir de un extremo al otro. 

 

Se habla mucho de que se deben respetar la democracia, y estoy totalmente de acuerdo con esta premisa, pero no se habla de la corrupción de los gobiernos.  Siempre he pensado que mejor una mala democracia que una buena dictadura, pero no se puede ser insensible a los clamores populares.  Para ejemplo basta ver lo que pasa en Venezuela.  Se dice que se trata de derrocar a un gobierno “legítimamente” elegido por el pueblo, pero se olvida los entretelones de cómo se dio esa elección; se olvida que se pidió un recuento de los votos y nunca se dio.  Es más, se olvida que la llamada Revolución Bolivariana tuvo como líder a Hugo Chávez, que fue un militar golpista; es decir, alguien que se levantó contra un gobierno que también se suponía democrático. 

 

En el Ecuador la, autodenominada, Revolución Ciudadana acaba de sufrir un fuerte revés en las elecciones locales.  Las grandes ciudades del Ecuador (Quito, Guayaquil, Cuenca y otras más) acaban de elegir como alcaldes de otros partidos diferentes al del Gobierno, que se creía imbatible en las urnas.  Las autoridades electas de Quito y Guayaquil son representantes de derecha.  Por otro lado, la Unidad Plurinacional también se alzó con triunfos importantes a nivel de prefecturas y alcaldías.

 

El mismo Presidente afirmó que si en Quito no ganaba su candidato era una muestra de que se trataba de desestabilizar al país y que se podría dar una situación similar a la de Venezuela.  No es posible tener que llegar a extremos tan violentos.  No se puede llevar a una posición completamente polarizada como las que están dando: o se está a favor de unos o se está en contra.    Es como dice el cantautor y activista político Rubén Blades respecto a lo que ocurre en Venezuela: “quien está en contra del Gobierno es un burgués parásito, agente de la CIA, vendido al imperio y quien va a favor del Gobierno es un comunista, maleante, vendido a Cuba y a los Castro”.

 

El pueblo ecuatoriano ha hablado en las urnas y con su voto ha dicho que quiere un cambio, aunque este sea a la derecha.  Se debe respetar la voluntad del pueblo y no caer tampoco en los extremos que nos quieren llevar ciertos personajes, como Emilio Palacio que en su cuenta de twiter @PalacioEmilio escribe: “Rodas, Nebot y Cabrera (alcaldes electos de Quito, Guayaquil y Cuenca) deben encabezar la lucha en las calles, como en Venezuela”.  ¿Por qué no somos capaces de aceptar diferentes opiniones y llegar a acuerdos y tenemos que estar siempre polarizados?

 

La ley del péndulo se vuelve un movimiento perpetuo en el plano político, pero lo que se debe tener en cuenta es que no se puede detenerlo y el péndulo oscila con un movimiento armónico, que no es lineal ni curvo, como en política no debería ser o de izquierda o de derecha, las dos han actuado en forma similar cuando han asumido el poder.  Esas ideologías radicales  son anacrónicas, sin embargo todavía están presentes.  ¡Qué lejos estamos de cumplir con la ley del péndulo que tiene la belleza de combinar movimientos y energías!

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