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IGNACIO LULA DA SILVA

11 de Abril de 2018 a las 06:15

Si se revisa la biografia del ex presidente de Brasil, Luis Ignacio Da Silva, mejor conocido como Lula (diminutivo portugués de Luis), se podría pensar que es la imagen de éxito, esperanza y justicia para que los pobres asciendan al poder.  Y si fue así, porque los orígenes de Lula son humildes, hijo de padres campesinos que emigraron a Sao Paolo donde se establecieron.  El mismo Lula, describe a su padre, en una biografía autorizada, como “un pozo de ignorancia”.  Desde los doce años trabajó como lustra botas y a las catorce en una fábrica de tornillos, con lo que dio inicio a su carrera de obrero.  Su activismo en los sindicatos fue gracias a su hermano José, hasta que en 1975 ascendió a la presidencia del sindicato, convirtiéndose en el líder de mas de 100 mil trabajadores.

En 1980 lideró una huelga de los obreros paolistas que duró cuarenta días y que puso en jaque a los empresarios.  Por esta razón, fue acusado de desorden público y sentenciado a tres años y medio, pero luego fue indultado. En 1983, Lula logra unificar a los sindicatos y forma la Central Única de Trabajadores – CUT, de la que nace el Partido de los Trabajadores - PT que le lleva a ser electo diputado en 1986.   En 1989, pierde las elecciones presidenciales frente a Fernando Collor de Melo.  En 1994, vuelve a presentarse como candidato, perdiendo nuevamente frente a Enrique Cardoso un tipo de centro izquierda y reconocido intelectual.

Fue en 2002 que gana la presidencia que ejerce hasta el 2010, es decir, durante dos períodos.  Cuando asume el poder hace una declaración ante los constantes ataques públicos por su falta de educación: “Y yo, que durante tantas veces fui acusado de no tener un título universitario, consigo mi primer diploma, el título de presidente de la República de mí país”. Concluyó su segundo periodo con un 80% de aceptación, una de las mas altas de la historia de Brasil. Claro que Lula se atribuye a sí mismo el éxito de sus políticas, pero la verdad es que mantuvo las misma que su predecesor, Enrique Cardoso.  En el discurso es muy socialista, pero en la práctica ha sido el uno de los presidentes que más ha favorecido el mercado, la empresa privada y la inversión extranjera.

Entre las prioridades del gobierno de Lula, nunca estuvo la lucha contra la corrupción ni el respeto a los derechos humanos, así como el apoyo incondicional a la constante violación de los mismos en la región y cruzando el mar, como cuando dijo que Mahmud Ahmadineyad había ganado limpiamente las elecciones en Irak y que ahí se vivía en democracia, mientras se mandaban al patíbulo a los manifestantes iraquíes.

Por otro lado, su influencia en la región ha sido inmensa.  Su partido, PT, es el fundador del Foro de Sao Paolo en 1990.  Que es la respuesta de la izquierda latinoamericana al Consenso de Washington y a la política neoliberal de los 80 que la gobernó.  Sin embargo, el Socialismo del siglo XXI, que nació con el Foro, muestra su fracaso total por la corrupción y la constante violación de los derechos humanos, así como su desmedida ambición de perpetuarse en el poder mediante elecciones fraudulentas.

Los problemas para Lula comienzan cuando sale a la luz el caso de Petrobras y se le imputan cargos de tráfico de influencias, lavado de dinero y corrupción, por lo cual ha sido condenado a 12 años de prisión, que acaba de ratificar el Supremo Tribunal Federal de Brasil.  La popularidad de Lula y su Partido de Trabajadores se ha ido a los suelos, no solamente por los actos por los que ha sido condenado sino también por la destitución del Dilma Rousseff por alteración de cifras en documentos de estado para mostrar una bonanza que no existía.

Ante esto, las protestas del pueblo brasileño fueron creciendo durante el proceso judicial que pedían que Lula no quede impune.   Las constantes manifestaciones de la población hicieron que dos días previos a la pronunciación del Supremo Tribunal electoral, el comandante del ejército, Eduardo Villas Boas, declare en su cuenta de Twitter que el ejército está “atento a sus misiones institucionales” y que los militares, junto con “todos los buenos ciudadanos, repudian la impunidad y respetan la Constitución, la paz social y la democracia”.

Lula es un personaje que trajo esperanza a Brasil y que hizo realidad el sueño de que los pobres lograran el poder del país, pero -como muchos otros- acabo traicionando a su pueblo y se convirtió en un corrupto más, que ha tratado de evadir la justicia mediante la ocupación de cargos públicos como cuando su companera de partido, Dilma, lo nombro ministro para que tenga inmunidad, pero su nombramiento fue rechazado por la justicia y el juicio prosiguió.  Actualmente es el candidato presidencial de su partido y se trata de interponer inmunidad frente a la sentencia. 

Lula ya fue comunicado que, por dignidad a su estatus de expresidente, se le concede hasta las 5pm del viernes 6 de abril para que se entregue voluntariamente y no sea arrestado, caso contrario lo será.  La entrega de sobornos a Lula por la constructora OAS, fue comprobada, incluso la entrega de un departamento de lujo a nombre de su esposa.  Esperemos que Lula tenga un acto de decencia y se entregue a la justicia para cumplir su condena.

ANABELLE CHACON CASTRO

 

 

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