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COMO “GET AWAY WITH MURDER” Es necesario ser hombre, blanco y poderoso

18 de Septiembre de 2014 a las 08:14

Anabelle Chacón

Por: Anabelle Chacón Castro 

La expresión “get away with murder” es muy usada en inglés para referirse a alguien que “se sale con las suya” así sea culpable de lo que se le acuse.  En este caso que se va a tratar no resulta nada extraño si se es hombre, blanco y poderoso. 

 

El caso de Oscar Pistorius ha llamado la atención mundial por diferentes factores. Pistorius, a sus 27 años, es un atleta sudafricano que ha participado tanto en los juegos olímpicos regulares como en los paraolímpicos, en los cuales  ha sido medallista por varias ocasiones.  Su característica principal es la amputación de sus piernas a la edad de once meses y el uso de las prótesis de titanio que han sido motivo de controversia a nivel deportivo. 

 

Proveniente de una familia de posibilidades, ha crecido en un ambiente de poder y fama. Entre sus pasatiempos favoritos está el uso de armas gracias a las cuales se ha visto envuelto en una serie de situaciones como la del 13 de enero del 2013 cuando dejó salir un disparo en forma accidental contra un comensal en un restaurante; sin contar el hecho que disparó al aire una vez mientras viajaba en su convertible con su novia; o, cuando su novia de diez y ocho meses, Samantha Taylor, confesó al periódico británico Mirror que lo dejó luego de ser golpeada por el atleta y confesó que tuvo que esconderle el arma para que no la matara y que lo que le pasó a Reeva pudo haberle pasado a ella.

 

El 14 de febrero del año anterior, Pistorius asesinó a su novia, la modelo Reeva Steenkamp, de cuatro disparos a través de la puerta del baño.  Esa fatídica noche, los vecinos reportaron unos gritos estremecedores que el amputado se atribuye a sí mismo que lo hace cuando está nervioso y puede confundirse con los de una mujer.  Según el velocista,  él se levantó al escuchar ruidos y sentir la presencia de un intruso. Aduce que no se percató de que su novia no estaba a su lado.  Su versión resulta totalmente ilógica. Nadie se levanta con una pistola en mano sin decirle a su compañera que ha escuchado ruidos, menos arrastrarse por el suelo (puesto que estaba sin prótesis) hasta el baño y dispara cuatro tiros sin siquiera abrir la puerta.  La historia de su noviazgo con Steekamp ya era turbulenta y fue conocida por la familia y amigos de la víctima que le sugirieron que lo dejara.

 

En el transcurso del proceso judicial, Pistorius ha sido tratado con guante blanco con los privilegios de la personalidad que es.  Ha sido atendido por médicos que le han tratado su depresión y sus tendencias suicidas, lo que no le ha impedido negociar el aspecto económico con los padres de su novia, quienes alegan que no tienen ningún apoyo económico desde que falleció su exitosa hija, quien los mantenía con su carrera de modelo. Otro hecho curioso de este caso es que la jueza Thokozile Mazipa, una abogada negra, no cree que los argumentos presentados por el fiscal, Gerrie Nel, sean contundentes y el 12 de los corrientes lo declaró culpable de homicidio no intencional, con lo cual se espera que la sentencia, que va a ser dictada el 13 de octubre, sea mínima.

 

Esto ha causado la consternación e indignación mundial, que da por hecho la culpabilidad totalmente intencional; es decir, primer grado, de Pistorius.  Y para terminar poniéndole la cereza al pastel, el Comité Olímpico de Sudáfrica ya ha declarado que Pistorius estaría posibilitado de competir nuevamente, independientemente de la sentencia que se le acredite.  Es decir, aquí… no ha pasado nada y Pistorius estaría listo para “get away with murder”.  Me preguntó qué pensará Reeva desde el más allá.

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